El papa Juan Pablo II, nacido Karol Wojtyla en 1920, pasó de este mundo al Padre, en las manos de nuestro Señor Jesucristo, en el sábado de la Octava, 2 de abril de 2005, cuando toda la Iglesia católica celebraba el misterio de la Resurrección de Jesucristo. En su funeral, el entonces cardenal Ratzinger resumió su vida y su mensaje con la última palabra del Señor resucitado a Pedro, para que apaciente sus ovejas: «Sígueme». Desde entonces, los fieles, movimientos y parroquias católicos le vienen recordando con diversos actos de afecto filial, para destacar su importantísima aportación a la Iglesia, unirse al sentimiento de otros creyentes y otros hombres y mujeres no cristianos de buena voluntad, y unirse en oración a su proceso de beatificación. Esta causa, iniciada el 13-5-2005, concluye el 1-5-2011 con la solemne ceremonia celebrada en Roma, con la asistencia de cientos de miles de fieles de todo el mundo.
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