Archidiócesis de Valladolid

La Inmaculada Concepción, patrona del Seminario de Valladolid, fuente de inspiración de los seminaristas en su proceso formativo

5 de diciembre de 2025


María fue santa desde el inicio, libre del pecado original, sin mancha; de ahí su nombre de la Inmaculada Concepción. Solemnidad que comenzó a celebrarse en 1644, y que, en 1854, a través de la carta apostólica ‘Ineffabilis Deus’, el Papa Pío IX declaró el dogma de la Inmaculada. Actualmente, son miles las iglesias dedicadas a esta advocación en todo el mundo y millones de fieles le tienen una particular devoción. Santa María, en el misterio de su Inmaculada Concepción, nos llama a vencer el pecado, el mal y la muerte. Nos enseña a abandonarnos en las manos de Dios, para así encontrar la auténtica libertad.

Como es tradición en la Archidiócesis de Valladolid, el Arzobispo, don Luis Argüello, presidirá el 7 de diciembre, a las 21:00h., la Vigilia en la Catedral Metropolitana, con el himno ‘Akáthistos’ y el ‘Te Deum’. Actos que continuarán en la mañana del día de la Inmaculada Concepción, a las 12:00h., con la Santa Misa, oficiada también por el prelado vallisoletano.

Donde se vive con especial devoción esta Solemnidad es en el Seminario de Valladolid. La Inmaculada Concepción es su patrona, y el 8 de diciembre, la rendirán homenaje. Lo harán con la celebración de la Eucaristía que comenzará a las 18:00h., en la capilla del centro y durante la que recibirán, de manos de Monseñor Argüello, la institución como lectores el seminarista Francisco Marcos y el laico Víctor Miguel Menéndez. Al terminar, se procederá a la reinauguración del salón de actos, que ha sido reformado.

La Inmaculada, patrona del Seminario de Valladolid

No hay nada seguro, pero “es muy probable” que desde sus inicios el Seminario Diocesano ya contara con “el título de la Virgen como patrona”. Esta Solemnidad “siempre se celebró comenzando con las vísperas solemnes el día anterior, y al día siguiente, el Arzobispo presidía la Santa Misa”; este hecho sugiere que esta afirmación sea cierta, como así indica Javier Sánchez, director espiritual del centro, quien relata que las primeras informaciones sobre esta celebración se remontan a 1858, “con la erección de carácter Metropolitano del Seminario de Valladolid”.

Como patrona del Seminario de Valladolid, la Inmaculada Concepción se muestra representada artísticamente en diferentes espacios del edificio. El primer testimonio de esta presencia artística data de 1860, concretamente “en la sede primera que estaba en la calle de la Obra”, lo que actualmente es el entorno de la calle López Gómez. Según testimonios de la época, “en el centro del retablo se colocó a la Purísima”. A día de hoy, esta talla se encuentra en la capilla del Seminario Menor. En su haber cuenta con otras dos imágenes, la primera del siglo XVIII del escultor Pedro de Ávila, y la segunda, del primer cuarto del siglo XVII de la Escuela de Toro y que se encuentra situada en la antecapilla. Esta última es “la imagen principal” del Seminario actual, inaugurado en 1960. “Destaca por su manto rojo, en vez del manto azul”, al que estamos acostumbrados; este color, explica Sánchez, “es propio de la tradición oriental para representar que está envuelta en la divinidad”, es decir, que “está llena de gracia”.

María Inmaculada, inspiración para los futuros sacerdotes

Para el Seminario, “es muy importante” tener a la Inmaculada Concepción como patrona. Ella es “modelo e intercesora de los seminaristas”, una obra divina en la que deben verse reflejados como en un espejo. El director espiritual del Seminario de Valladolid califica de “interesante” la inspiración que la Inmaculada Concepción, como Madre Purísima, ofrece a los seminaristas en su proceso formativo. “María es la figura femenina necesaria en la educación de la afectividad de todo varón”, pero especialmente, del llamado al sacerdocio. “El amor de María”, relata Sánchez, es “un amor fraterno en el orden de la gracia” que al mismo tiempo satisface “la necesidad afectiva que ayuda al seminarista” a tener como “único tesoro” a Cristo con María, lo que le permite “progresivamente” irse identificando, argumenta, “con su vida y con la misión de Cristo”.

Además, esta advocación mariana se manifiesta en la vida cotidiana, la espiritualidad y las actividades formativas del Seminario. La Virgen “está muy presente en la formación de los seminaristas”, a través de las distintas formas de piedad como “el rezo del Ángelus junto a la Hora Intermedia, el rezo del Rosario en comunidad” y, sobre todo, “la celebración de la novena precedente a la Solemnidad de la Inmaculada” que la Iglesia conmemora el próximo 8 de diciembre. Sin olvidar otros momentos determinados, como la lectura de la Exhortación de Papa Juan Pablo II ‘Rosarium Virginis Mariae’, sobre cómo “María nos ayuda a contemplar en el misterio de Cristo”.

Los seminaristas afrontan un momento complejo en un mundo cada vez más secularizado en el que resulta difícil vivir la pureza y la santidad. Al respecto, el director espiritual del Seminario de Valladolid recuerda que ante esta situación en la que “la virtud de la pureza y de la castidad no están de moda”, la Virgen “no es solo un modelo a imitar”, sino que también “es intercesora”, actuando en favor de aquellos a quienes su Hijo ha llamado al ministerio.