Roberto Tabarés, delegado de Enseñanza
El 24 de febrero, 1250 agentes de diversos ámbitos de la educación de la Iglesia Española confluimos en IFEMA MADRID. Los participantes de Valladolid compartimos autocar y viaje con las diócesis de Palencia y Zamora.
La apertura del congreso fue por todo lo alto. D. Alfonso Carrasco, presidente de la Comisión de Cultura y Enseñanza, dirigió las primeras palabras de bienvenida. El Cardenal Juan José Omella, guardó su discurso para leer el mensaje del Papa Francisco, enviado para la ocasión. Insistió en la necesidad de cristianos adultos, con vocación y recursos espirituales. Asentados en su identidad católica y abiertos a establecer nuevos encuentros, diálogos y alianzas, sin excluir a nadie. El deber misionero de la Iglesia radica en evangelizar, educando. Desarrollando en nuestros equipos de evangelización departamentos de FCV. (fe + creatividad + valentía).
Inaugurado el congreso, comenzó el trabajo. Los participantes ya estábamos distribuidos en los nueve grandes paneles de la educación: profesores cristianos, colegios, profesores de religión, centros de formación profesional, voluntariado o educación no reglada, colegios mayores, universidades, educación especial, familia y parroquia.
En cada ámbito hubo unas breves ponencias que expusieron los desafíos de la educación, en este momento de emergencia educativa. En relación con las propuestas recogidas ya, en el documento marco, aportadas por los participantes en los meses previos de preparación del congreso.
El carácter sinodal y de participación ocupo la segunda parte de la mañana. Tras un trabajo en pequeños grupos se llegó a consensuar la selección de los tres desafíos a nivel eclesial, cultural, social, etc… que considerábamos más importantes de cada ámbito de la educación.
El trabajo de la tarde comenzó puntualmente, todos juntos, llenamos el gran auditorio del palacio de congresos. Tres fueron las conferencias que ilustraron a los asistentes de manera consecutiva, pronunciadas por el cardenal José Tolentino Mendouça, Fernando M. Reimers y Consuelo Flecha Garcia. Tras las cuales, se fueron exponiendo los tres desafíos elegidos al final de la mañana en cada ámbito. Las intervenciones de los panelistas se introdujeron con bellos espectáculos de danza y música alusivos a cada realidad eclesial.
El Congreso finalizó con una preparada oración, dirigida por las cruzadas de Santa María y clausurado por las palabras del arzobispo de Madrid, Monseñor José Cobo.
La jornada fue un elogio a la educación de la Iglesia. Las conclusiones servirán para trabajar, de ahora en adelante, por la dignidad de cada persona, para que sea protagonista de su promoción integral, en aras de una fraternidad universal, que cuide de los más débiles y construya una casa común. Jesucristo y su evangelio siguen siendo el principio y fundamento. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Amén.
