Hemos comenzado una nueva etapa en nuestra vida, la de “jubilados”. Se oyen demasiados comentarios sobre ella, hay para todos los gusto, por eso quiero dar mi testimonio, por si en algo puede ayudar.
Llevamos 46 años de casados, 10 hijos, 6 yernos y una nuera, 22 nietos, y hemos comenzado esta nueva etapa los dos a la vez, podía habernos pasado de todo, aburrimiento, cansancio el uno del otro, desamor, intransigencia, …pero creo que si se dialoga, palabra tan de moda, las cosas pueden salir bien.
Volvamos la vista atrás, el noviazgo, etapa de enamoramiento y de planes, planes hechos entre los dos, ilusiones, proyectos….
Comienza la vida de casados y todo parece fácil, pero surgen, el trabajo de los dos, los hijos, los colegios, las reuniones de coles, el control médicos de los niños y mayores, las amistades de solteros que no han de perderse, en definitiva: un montón de cosas!!!
Cosas que no han de separarnos, es un proyecto de dos, y los dos hemos de ir a la par, que no quiere decir que estemos siempre midiendo lo que hace uno y lo que hace el otro, lo normal es compensar y amar, y si uno no ha podido llegar a algo, no se pasa cuenta, se ama.
Pero volvamos a la etapa de la que quiero hablaros, creo que para mí esta etapa de jubilados es como un “nuevo noviazgo”, se han marchado los hijos, bueno tenemos dos en casa, que nos hacen la vida mucho más agradable, vienen los nietos, pero realmente estamos los dos, uno frente al otro, es como un nuevo descubrimiento, al igual que en el noviazgo surge de nuevo el enamoramiento, un enamoramiento respaldado por un amor maduro, labrado a través de los años, con alegrías, muchas, con sacrificio y problemas también y todo ha ido enriqueciendo el amor.
Es verdad que ahora nos vemos con achaques y manías, parece que los defectos se agrandan, sí, y es posible, pero hemos de ver también los nuestros, es cuestión de mirarse en el espejo… y sobre todo ver como también hemos crecido ambos en virtudes y saberlas reconocer.
Pero han vuelto a surgir los planes, no los de largo plazo, no, simplemente los del día a día, ¿hoy que hacemos?, ¿quién viene a vernos?, ¿quién nos necesita?….. y se pone más de manifiesto el “nos” y el “nosotros” y nos acompañamos el uno al otro.
Es bueno en estos momentos retomar aficiones, ocupaciones que no rompan esta unión, no han de ser aficiones que sustituyan las horas de trabajo.
Todo esto que os cuento y que puede ser muy bueno tiene un truco, o por lo menos nosotros hemos procurado vivirlo: todo esto, todo hay que impregnarlo de un amor y una confianza ciega en DIOS que es el auténtico Amor.
Y en el día a día, si colocamos a Dios en todo, si dejamos que el impregne nuestro quehacer cotidiano, las cosas van saliendo y llegaremos a este Nuevo Noviazgo.
Os preguntareis ¿y los hijos?, los hijos han recibido al igual que nosotros el don maravilloso de la libertad, nuestro papel es educarles, darles buen ejemplo (a pesar de cometer errores), formarles bien, por supuesto según nuestras creencias, católicas en este caso, y luego ellos juzgarán libremente si creen que se valen por sí solos o es mejor implicar a Dios en sus vidas.
A nosotros nos queda seguir dando ejemplo, rezar por todos ellos y por sus necesidades, darles consejo y sobre todo mucha comprensión y amor.
Fdo.: Mª Victoria Simón