Tres colegios católicos del barrio de Las Delicias se unen para celebrar el inicio del curso escolar en la Parroquia del Carmen
13 septiembre, 2024El templo, completamente lleno de escolares y sus profesores. Sentados todos en torno a la mesa de la Eucaristía, con el ‘Santísimo Cristo de la Exaltación’ y ‘Nuestra Señora de los Dolores’ a los pies del altar.
Es la estampa que ha dejado este 13 de septiembre la Iglesia Parroquial Nuestra Señora del Carmen. Y es histórica porque tres colegios católicos del barrio de Las Delicias de Valladolid —Colegio Diocesano Ntra. Sra. del Carmen, Virgen Niña y La Inmaculada Concepción— se han unido para celebrar juntos el inicio de un nuevo curso escolar en el que el Colegio Diocesano invita a sus alumnos a ser “portadores de esperanza”, en alusión al Año Santo “Peregrinos de Esperanza” convocado por el Papa Francisco para 2025.
La celebración conjunta es un “signo de comunión”, como lo ha calificado el director del Colegio Ntra. Sra. del Carmen, Carlos Díez. Porque “somos la misma familia”, ha afirmado, “aunque tengamos nombres y carismas distintos”.
Esa comunión se ha percibido tanto en los bancos de la Iglesia como en el Presbiterio, donde el Arzobispo de Valladolid, don Luis Argüello, ha estado acompañado por el padre Mariano, a quien Díez ha agradecido su labor al frente del Colegio estos últimos años; el capellán del Colegio, Francisco Casas; el párroco de Santo Toribio de Mogrovejo, Antonio Verdugo, cuya iglesia está enclavada también en el barrio de Las Delicias; y el nuevo párroco de Ntra. Sra. del Carmen, José Luis de la Cuesta, así como su predecesor, Luciano Conde.
El Arzobispo de Valladolid, que previamente ha mantenido un encuentro distendido con alumnos de cuarto curso de Educación Secundaria Obligatoria (ESO), ha querido trazar su homilía en torno a aquello que esencialmente una a la Parroquia Nuestra Señora del Carmen y a estos tres colegios: la Virgen María. Y ha recurrido a las palabras que ella misma pronunció en distintos pasajes de su vida —”aquí estoy” o “hágase en mi”, entre otras— para animar, por un lado, a los escolares a “arrimar el hombro en el colegio y en la parroquia” y, por otro, a sus centros educativos para que ayuden “a descubrir la vocación de sus alumnos”. Todo ello, para que ese trabajo conjunto les permita encontrarse con el Señor, que no es si no compartir la “alegría de ser amigos, de aprender cosas, de ayudarnos los unos a los otros”, ha reflexionado monseñor Argüello.