La segunda Semana del Matrimonio de la diócesis de Valladolid dio comienzo ayer en la iglesia de Santo Domingo de Guzmán de la capital con una Eucaristía presidida por don Luis Argüello, en la que se bendijo a los matrimonios (en especial a los que este año celebran sus bodas de oro y plata); una celebración que concluyó con una hora santa del grupo Hakuna.
La iniciativa, organizada por la Delegación de Familia y vida bajo el lema ‘Forever dates. Para siempre sabe mejor’ (en un juego de palabras con el programa de televisión ‘First dates’) tiene el objetivo de proponer la grandeza y dignidad del matrimonio cristiano y mostrar a la sociedad toda su belleza. Se complementará mañana jueves (en el Centro Diocesano de Espiritualidad, a las 19:30 horas) con la mesa redonda coordinada por HOAC ‘La familia cristiana transformadora de la sociedad’, y con unos ejercicios de espiritualidad para matrimonios, que se celebrarán en el mismo lugar del viernes, 17, al domingo, 19.
En el transcurso de su homilía, nuestro arzobispo recordó que “el matrimonio participa de la vida de Dios creador, puesto que los esposos llamados a la vida son ‘procreadores’ con el mismo Dios” y añadió que el marido y la mujer “son un signo visible del amor que Jesucristo tiene a su esposa la Iglesia, pero al mismo tiempo son experiencia de que sin la gracia de Dios, el amor prometido no tiene energía suficiente para poder expresar el amor que Jesucristo tiene a la Humanidad a través de la Iglesia”.
“El amor que experimentamos en el corazón -apostilló don Luis- siempre tiene el riesgo de cerrarse sobre sí, de ser posesivo, de cansarse, y le cuesta de una manera especial perdonar y servir. Le cuesta sacrificarse por el otro y, a nada, reclama derechos (…) En el sacramento del matrimonio Jesucristo viene a bendecir el amor con su Gracia y a ofrecer el regalo del Espíritu Santo para que sea posible amar de una manera nueva: en el Amor de Jesús y no solo en el amor que enamora”.
Nuestro arzobispo concluyó su homilía animando a evangelizar a los esposos presentes en la celebración: “Sois Iglesia doméstica; el lugar donde han de vivirse las notas de la Iglesia. No os tenéis que cerrar sobre vosotros mismos, debéis abriros a los demás, también en vuestra condición apostólica. Estáis llamados a anunciar el Evangelio en vuestra familia, pero también a vuestros vecinos”.