San Pedro Regalado
San Pedro Regalado (Pedro Regalado y de la Costanilla, conocido como Pedro de Valladolid en su época), hijo del hidalgo Pedro Regalado y de María de la Costanilla, nació hacia 1390 en la plaza del Ochavo, 1, esquina con la calle Platerías, en el corazón de Valladolid. Fue bautizado en Santa Elena, pequeña iglesia que llegó a ser la actual parroquia del Salvador, donde se conserva la pila bautismal del santo. Huérfano de padre desde muy niño, cada mañana acudía con su madre al desaparecido Convento de San Francisco de la plaza Mayor, donde ayudaba a misa; el trato con los religiosos va madurando su vocación, hasta que ingresa en la Orden de San Francisco en 1404, con tan solo 14 años.
En ese año llega a Valladolid el franciscano vallisoletano fray Pedro Villacreces, reformador de la Orden, que busca quienes le sigan a la “Porciúncula de España” que va a ser, desde ahora, el eremitorio de La Aguilera, en la provincia de Burgos, junto a Aranda de Duero; solo le sigue el joven Regalado. Allí vive en una celda hecha de ramas y barro, dedicando diez horas diarias a la oración litúrgica y personal, sustentándose con el trabajo o la limosna y estudiando para ser ordenado sacerdote, lo cual consigue en 1412.
Desde entonces recorre como apóstol la cuenca media del Duero: Aranda, Fuentecén, Hontangas, las Quintanillas, Tudela, Portillo, Matapozuelo, Laguna, El Abrojo… dejando el beneficio de su bondad y su palabra, sus favores y prodigios, que le acreditan como gran predicador del Evangelio, taumaturgo y «el Santo del Duero». Fue también “informador” de novicios desde muy joven, y vicario de la Domus Dei de La Aguilera y la Scala Coeli de El Abrojo en ausencia y tras la muerte del Padre Villacreces en 1422. La «Flor de la reforma franciscana» murió en La Aguilera el 30-3-1456, administrado por su amigo D. Pedro de Castilla, obispo de Palencia. Fue canonizado el 29-6-1746 por el papa Benedicto XIV, y el 13-11-1746 era declarado patrono de Valladolid y de la diócesis vallisoletana.