San José Fernández. El santo de Ventosa (I)
19 julio, 2017Bienaventurados – Santos Vallisoletanos. Serie de Artículos de Javier Burrieza
San José Fernández, fraile dominico. Nació en Ventosa de la Cuesta (Valladolid) en 1775 y murió mártir en Vietnam en 1838. Beatificado en 1900. Canonizado en 1988
En el convento de las monjas dominicas de Portacoeli de Valladolid vive desde hace algunas décadas sor Carmen Obregón Villanueva, descendiente de los hermanos de un santo de la Orden de Predicadores que nació en esta provincia de Valladolid en el siglo XVIII y que murió mártir en tierras muy lejanas de Asia, en Vietnam. Ella y muchos de sus primos y parientes son la memoria de fray José Fernández, recordado también en su patria chica, Ventosa de la Cuesta, localidad cercana a Matapozuelos y Serrada. Era Ventosa el antiguo señorío que compró el escultor Alonso Berruguete en el siglo XVI, recibiendo sepultura éste en la iglesia parroquial donde fue bautizado este niño, encomendado a la protección de San José. Todo ello a pesar de haber recibido las aguas bautismales el 3 de diciembre, festividad del santo misionero, el jesuita Francisco Javier, a los pocos días de su nacimiento, el 26 de noviembre de 1775.
Era el pequeño de los siete hijos de Antonio Fernández de Buenaposada y Manuela de Ventosa Vázquez, labradores bien acomodados, vecinos y naturales de esta localidad vallisoletana. En Ventosa, contaba con especial devoción el santo patrono de los agricultores, San Isidro Labrador. Debía esperar a que el obispo de turno pasase por esta parroquia o por una cercana para recibir el sacramento de la confirmación y así ocurrió en 1788, cuando el de Valladolid, Manuel Joaquín Morón, estuvo en la próxima Matapozuelos. Era cercana para el joven José, la presencia de los jerónimos de La Mejorada de Olmedo o de los dominicos del convento vallisoletano de San Pablo. Ambas casas disponían de obradas de tierra y majuelos en la cercanía. La de los frailes predicadores era más intensa, disponiendo además de casas de labranza en Matapozuelos y Serrada. Además, desde 1682, se había encomendado a los frailes predicadores del colegio de San Gregorio, vecino de San Pablo, los sermones de Semana Santa y las fiestas solemnes en esta parroquia de Ventosa. Tampoco era ajena a la misma algunas devociones propias de la Orden como la Virgen del Rosario.
El ventosero decidió su entrada en la Orden de Predicadores, desarrollando su noviciado y parte de sus estudios en el mencionado convento de San Pablo desde 1796, recibiendo las sucesivas órdenes sagradas hasta que, con veintiún años, fue convertido en presbítero o sacerdote, el 21 de diciembre de 1799, ordenación que recibió de manos del mismo obispo que le había confirmado años antes.
Los frailes dominicos sabían fascinar con el horizonte de las misiones, entre ellas las de Indochina de Tong-King, fundada en 1676, y con el testimonio de sucesivos mártires. Uno de los modelos expuestos fue la trayectoria del mártir de China, fray Francisco de Capillas, un palentino de Baquerín de Campos, que había entrado en el convento de San Pablo. Posteriormente, pudieron formar clero indígena y surgieron numerosas vocaciones de dominicos. El ventosero decidió su entrada en la Orden de Predicadores, desarrollando su noviciado y parte de sus estudios en el mencionado convento de San Pablo desde 1796, recibiendo las sucesivas órdenes sagradas hasta que, con veintiún años, fue convertido en presbítero o sacerdote, el 21 de diciembre de 1799, ordenación que recibió de manos del mismo obispo que le había confirmado años antes. De aquel momento, le recordaba mucho tiempo después, uno de sus connovicios: fray Francisco Puente, palentino de Saldaña. Éste, como fraile exclaustrado, fue preconizado obispo de Puerto Rico primero y de Segovia después, en 1848. Los progresos en aquellas tierras de los misioneros debieron atraer a fray José, solicitando su paso al convento de Ocaña, “semillero de mártires”.
Sin embargo, se encuentra documentada, incluso sacramentalmente, una visita a su Ventosa natal. Fue en 1801 cuando vino a casar a su hermano Manuel: “en once de junio de 1801, yo el infraescripto fray Joseph Fernández, religioso dominico, presbítero en el convento de Predicadores de la ciudad de Valladolid”, firmando en el libro de matrimonios de la parroquia. Probablemente, sería su última visita, pues en mayo de 1805 salió rumbo a Oriente desde el puerto de Cádiz en un barco inglés, manteniendo por correspondencia, casi siempre desfasada en fecha, comunicación con su familia.