‘Por ti, por mí. Trabajo Decente’. La dignidad de las personas trabajadoras es “innegociable”
4 octubre, 2024‘Por ti, por mí. Trabajo Decente’ es el lema que abandera la nueva edición de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente que conmemoramos cada 7 de octubre desde hace diez años. La intención es clara: sensibilizar a la comunidad cristiana y a la sociedad sobre la importancia del trabajo como “expresión de la dignidad humana”. Así lo refleja en su carta pastoral para esta primera quincena del mes de octubre el arzobispo de Valladolid, don Luis Argüello, quien sostiene que es la dignidad humana “la que está en juego” cuando las condiciones laborales, la seguridad en el trabajo o los salarios insuficientes “la ponen en riesgo”.
La búsqueda del bien común como objetivo principal
Coincidiendo con el décimo aniversario de esta celebración, la iniciativa eclesial Iglesia por un Trabajo Decente, integrada por diferentes entidades, considera que es buen momento para “reflexionar sobre el camino realizado durante esta década y sobre los desafíos que siguen pendientes en la búsqueda de la justicia social”. Asimismo, subraya que “la búsqueda del bien común debe ser el objetivo principal del conjunto de la comunidad”.
Una vez más, la diócesis vallisoletana reafirma el compromiso con el cuidado de todas las personas trabajadoras y nos convoca a los actos organizados con motivo de esta jornada. El 7 de octubre, a las 19:30h, en la parroquia de Santo Toribio de Mogrovejo, tendrá lugar una vigilia de oración y el posterior acto público en el que se procederá a la lectura del Manifiesto.
Raquel Rodríguez, del equipo parroquial de Pastoral Obrera de La Victoria e integrante de la Comisión de Iglesia de Valladolid por el Trabajo Decente es determinante al aseverar que “nos enfrentamos a una realidad preocupante en España y en nuestra provincia” en diversos contextos, como la siniestralidad laboral o la deslocalización de la empresa Bimbo en Valladolid, que reflejan “la situación de trabajo indecente existente”.
Según la Doctrina Social de la Iglesia, cada individuo tiene derecho a un trabajo digno que le permita desarrollarse plenamente como ser humano. Por ello, Rodríguez reivindica que la dignidad de las personas trabajadoras “es innegociable” y debe de estar “en el centro” de las decisiones políticas y económicas que “garanticen las condiciones esenciales” que permitan alcanzar a las personas “una vida digna”.