¿Por qué es tan importante la Eucaristía? ¿Cómo debemos poner este sacramento en valor?

¿Por qué es tan importante la Eucaristía? ¿Cómo debemos poner este sacramento en valor?

31 mayo, 2024

Este fin de semana, concretamente el domingo, celebramos la presencia de Cristo en la eucaristía con la Solemnidad del Corpus Christi. Un sacramento que es el sacrificio mismo del cuerpo y de la Sangre de Jesús, representado por el pan y el vino. Tal vez, en este tiempo que vivimos, no se le da la relevancia que debiera y es importante reflexionar sobre ello.

“La eucaristía es el tesoro de la Iglesia, la herencia que el Señor nos ha dejado”, recuerda el asesor espiritual de la Cofradía Penitencial y Sacramental de la Sagrada Cena, Jorge Fernández. En su opinión, los cristianos tenemos una llamada fuerte en este momento a “recuperar el domingo” como día del Señor y con él “la celebración de la eucaristía”. No hay que olvidar que la eucaristía dominical “nos convoca a todos” para mantener “la reunión de toda la Iglesia”. Solo de esta manera será posible “rescatar nuestra identidad” como cristianos, porque “sin eucaristía, no hay comunidad”.

La Constitución Sacro Santum Concilium nos habla de que la eucaristía es la fuente y culmen de la vida cristiana. Siempre ha tenido su lugar, pero sin duda, a día de hoy, es primordial involucrar a todos y cada uno de nosotros para reafirmar este sacramento, que es el centro de nuestra vida como creyentes. “Vivir la eucaristía es acoger al mismo Cristo que se entrega” y nos hace tomar conciencia de la “presencia real de Cristo en el pan y en el vino consagrados”. Sin duda, todas estas dimensiones nos hacen caer en la cuenta de que la eucaristía tiene que ser “vivida y adorada”.

Llamados a vivir el misterio de la eucaristía

“Identificar la eucaristía con la homilía” ha provocado esa pérdida de asistentes a las Iglesias para participar de la celebración eucarística. “La homilía forma parte de la eucaristía” pero ésta “es mucho más” y hay que tenerlo en cuenta. “Es el sacrifico de Cristo, es la acción de gracias, es un misterio que hemos de vivir”, por este motivo, Fernández nos invita a “superar ese reduccionismo” de centrar solo la eucaristía en la homilía y “profundizar” en el misterio que ello supone.

La eucaristía nos ofrece más de lo que a simple vista parece y de lo que la mayoría de la sociedad pueda pensar, normalmente nos quedamos en la superficie, sin llegar a entender el verdadero significado de esta celebración. “La eucaristía tiene su propia gramática” remarca Fernández, y es conveniente “realizar una profunda catequesis”, para comprender lo que encierra cada símbolo, cada rito o cada palabra.

La excusa más frecuente para no participar de la celebración eucarística es el aburrimiento, pero no hay peor ciego que el que no quiere ver, “nos aburrimos” cuando lo que tenemos frente a nuestros ojos “nos resulta lejano”. “No solamente hay que participar como espectadores”, en la eucaristía “todos somos protagonistas, celebrantes y participantes en primer plano”.

Es necesario “acoger en el corazón” las posibilidades que desde la eucaristía se nos ofrecen para “vivirla plenamente” y así, “alimentar nuestra fe”.