8-9.junio.2019__ La noche del sábado, día 8, en la Catedral, don Luis Argüello presidió la Vigilia de Pentecostés, la fiesta de todos en la Iglesia y, en España, del Apostolado Seglar y de la Acción Católica, que representa el cumplimiento de la promesa de Cristo recogida en el Evangelio de San Lucas: “Les dijo: ‘Todo esto estaba escrito: los padecimientos del Mesías y su resurrección de entre los muertos al tercer día. Luego debe proclamarse en su nombre el arrepentimiento y el perdón de los pecados, comenzando por Jerusalén, y yendo después a todas las naciones, invitándolas a que se conviertan. Ustedes son testigos de todo esto. Ahora yo voy a enviar sobre ustedes lo que mi Padre prometió. Permanezcan, pues, en la ciudad hasta que sean revestidos de la fuerza que viene de arriba”. (Lc. 24:46-49)
Al día siguiente, en la Catedral, nuestro arzobispo, don Ricardo Blázquez, presidió la celebración de la solemnidad y, acompañado por el deán, José Andrés Cabrerizo y por otros miembros del cabildo, administró el sacramento de la Confirmación a cerca de ochenta adultos. La importancia de Pentecostés la resumía así el papa Benedicto XVI el 27 de mayo del 2012: “Nos hace recordar y revivir la efusión del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y los demás discípulos, reunidos en oración con la Virgen María en el Cenáculo (cf. Hch 2, 1-11). Jesús, después de resucitar y subir al cielo, envía a la Iglesia su Espíritu para que cada cristiano pueda participar en su misma vida divina y se convierta en su testigo en el mundo. El Espíritu Santo, irrumpiendo en la historia, derrota su aridez, abre los corazones a la esperanza, estimula y favorece en nosotros la maduración interior en la relación con Dios y con el prójimo”.