Memoria, felicitación y esperanza • 01-15 de junio de 2017

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1 junio, 2017

La Palabra es el vehículo preciso y precioso para dar a conocer cuanto el alma tenga dentro

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“En el principio fue la Palabra. Antes de todos los tiempos. Antes del Tiempo fue la Palabra. Quizá porque ella fue y es y será lo que separa al Hombre del resto de la Creación. Se me dirá que lo que realmente le separa es el entendimiento, el pensamiento, el espíritu, el alma. Es cierto. Pero la Palabra es el vehículo preciso y precioso para dar a conocer cuanto el alma tenga dentro. De esta manera, una gran mujer de la Radio en Valladolid, María Teresa Yñigo de Toro, introducía una pequeña y singular historia vallisoletana de este medio de comunicación. Sin duda, se inspiraba en uno de los comienzos más bellos que hay en la Sagrada Escritura, los primeros versículos del Evangelio de San Juan, con esa Palabra eterna en el corazón de Dios Padre que se encarna y habita entre nosotros. Es una bella manera de llegar hasta ese mensaje de la Radio que también habita entre los que la escuchamos y debe estar poblado de esperanza en la transmisión de la verdad. Con esa comunicación de la Verdad que nos hace libres y con esa vocación, resulta fácil hablar de Cope y, en este caso, de Cope en Valladolid que cumple con satisfacción e ilusión cincuenta años de trabajos.

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Según podemos leer en el Boletín Oficial del Arzobispado de Valladolid (nº 8, 1967) Radio Popular inauguraba en esta ciudad oficialmente su Centro Emisor el 27 de junio de 1967, aunque la emisora había nacido antes. En aquellos momentos del Postconcilio vivíamos un tiempo de cambios. Cuando celebré, el día 30 de mayo de 1967, la primera misa en Villanueva del Campillo, en mi pueblo y parroquia natales, en la víspera de aquella celebración se culminó el cambió de posición del altar, para que el sacerdote ya no celebrase de espaldas a los fieles sino de cara a ellos. En aquella solemnidad se mantenía aun la práctica de que la predicación la realizase un sacerdote diferente del que presidía la Eucaristía y en aquella ocasión nos dirigió la palabra don Bernardo Herráez, a quien tuve como profesor de matemáticas, que con los años fue Vicesecretario de Asuntos Económicos de la Conferencia Episcopal y también presidente de Cope.

Decíamos que en 1967 se inauguraba el centro emisor, pero parafraseando a Pedro en casa de Cornelio —en los Hechos de los Apóstoles— “la cosa comenzó” (cf. Act.10,37), en aquella emisora diocesana que se había instalado en el Seminario de Valladolid en octubre de 1958. Ya lo decía mi recordado antecesor, el arzobispo don José García Goldáraz que recibió al entonces Patriarca de Venecia y más tarde Juan XXIII: “nacida con el fin de que preste desde las antenas una colaboración estimable en la obra de evangelización de nuestros sacerdotes”. Pero faltaba la técnica. Todo era llevado en “vasijas de barro” y el responsable diocesano del secretariado de medios consideraba necesaria la integración en un ámbito nuevo dentro de una red de emisoras diocesanas, de las muchas que existían, modestas emisoras, con el único elemento común entre ellas de estar vinculadas con ciertas organizaciones de la Iglesia católica. Fue menester una regulación del mapa radiofónico de las emisoras de esta Iglesia. Así se llegaba a la estructura inicial de Radio Popular. En Valladolid, aplicando el decreto de 23 de diciembre de 1964 —que era un plan transitorio de ondas medias para la Radiodifusión española—, prestaron un trabajo encomiable los frailes dominicos, en conexión con el director general que también lo era. A ellos fue confiada la instalación, administración y dirección, por parte del arzobispo García Goldáraz, de una Emisora de Radio Popular en Valladolid, dentro de los Estatutos y Reglamento de la Cadena de Ondas Populares Españolas (COPE). Ya el provincial de España, a finales de 1966, comunicaba que esta dirección vallisoletana recaía en fray Jesús María Palomares Ibáñez, del convento de San Pablo.

Mucha era el quehacer pendiente ya que se debía seleccionar al personal, con aquellos que procedían de las otras dos emisoras existentes en la ciudad, tanto en “La Voz de Valladolid” como “Radio Valladolid” e incluso, más tarde desde Radio Popular de otras localidades. Se establecieron en el edificio del Banco Ibérico de Claudio Moyano 4; adquirieron equipos de Onda Media y Frecuencia Modulada e instalaron la antena en la Fuente El Sol. En todos estos pasos, fue esencial la participación del entonces alcalde Martín Santos Romero y el delegado de Información y Turismo, Antolín de Santiago Juárez. El padre Palomares, de cuya presencia gozaron con su trabajo pastoral en el mismo convento de dominicos de San Pablo, hombre de Universidad y de docencia, solicitó su relevo en los trabajos de dirección, siendo sustituido por otro grande de la Cope nacional pero que llegó desde Radio Popular de Pamplona y aquí se convirtió en su director desde 1971. Me refiero al padre José Luis Gago que tanto trabajó años después en Madrid, en la dirección general de la Cadena, por su modernización y su inclusión entre las grandes, en lo que se ha llamado la “radio de las estrellas”. Murió estando yo en Valladolid; con gratitud y confianza lo despedimos encomendándolo a las manos bondadosas del Padre Dios, en el funeral celebrado en la iglesia de San Pablo.

Por eso, Valladolid ha sido un puntal importante en el desarrollo de este proyecto de comunicación radiofónica al servicio de la transmisión del Evangelio. Sus profesionales, los de ayer y los de hoy, han puesto la vida en cada minuto de radio, en la elaboración de la noticia, respondiendo con veracidad a los hechos realmente ocurridos. Han transmitido esperanza, proyecto de futuro, han contribuido también a la construcción de una sociedad, en este caso en la ciudad y en la provincia, en paz y en democracia. Por eso, yo me alegro mucho que pueda unir en estas palabras iniciales —desde esa Palabra emocionada también— mi condición de arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal en el redondo cumpleaños de la “Cope más cercana”, para agradecer vivamente a sus profesionales la entrega en el servicio a los demás. Hagamos historia, “actualicemos la información”, para construir el futuro.

firma don ricardo cardenal