Las Hermanas de la Cruz conmemoran el 150 aniversario de su fundación recordándonos que “la caridad es el corazón de su vocación”
27 marzo, 2025Las hermanas de la Compañía de la Cruz celebran un año jubilar con motivo del 150 aniversario de su fundación. Un año de gracia que arrancó el pasado 30 de enero y que se extenderá hasta el mismo día de 2026, fecha del nacimiento de su fundadora, santa Ángela de la Cruz.
Fue en 1938, en plena Guerra Civil, cuando un grupo de hermanas de la Compañía de la Cruz se trasladó desde Sevilla hasta la Archidiócesis de Valladolid. Su establecimiento en nuestra tierra se lo debemos al sacerdote vallisoletano, Mariano Bonilla, párroco en el barrio de Las Delicias por aquel entonces, que fue, quien solicitó la instalación de la Congregación, concretamente en un terreno situado entre las calles Embajadores y Arca Real, donde permanecen actualmente.
Los inicios no fueron fáciles, “tuvieron que comenzar de cero” pero gracias a la “ayuda” de los vecinos de la zona y a la “providencia” consiguieron salir adelante con mucho esfuerzo y trabajo.
A día de hoy, los rasgos del carisma de santa Ángela de la Cruz, “están presente en plenitud” en Valladolid, donde las Hermanas continúan su misión como el primer día, “con el mismo espíritu de humildad y entrega que caracterizó a su fundadora”, según nos explica Belén García, persona cercana a las Hermanas, —que aparte de ser miembro del equipo de la Delegación de Catequesis—, ejerce su labor de educadora en el Colegio La Inmaculada Concepción, perteneciente a la Compañía.
“Asisten a los enfermos en sus domicilios, visitan a los que sufren, llevan consuelo y esperanza a quienes más lo necesitan”, siendo la educación, otro de los pilares fundamentales del carisma fundacional de las Hermanas de la Cruz. Hechos, con los que nos recuerdan que “la caridad es el corazón de su vocación”, recalca.
Toda una vida dedicada a los demás
Alcanzar los 150 años de historia no es tarea fácil, sin duda, asegura García, esto “es obra de Dios y Santa Ángela” que, a través de las hermanas de la Cruz, “testigos vivos” de su espíritu y su “llamada a la santidad” han hecho llegar el amor de Dios en su “servicio a los demás”, atendiendo las necesidades tanto materiales como espirituales. Y todo esto, “manteniéndose siempre aferradas a la oración, el esfuerzo y el trabajo”, sostiene Belén.
Desde la “sencillez y la humildad” que las caracteriza, las Hermanas de la Cruz van a continuar con su labor como Congregación, desde “la voluntad de Dios” y lo que Santa Ángela les dejó como “herencia”, afrontando el futuro con “esperanza” como reza el lema del Jubileo 2025, que coincide en el tiempo con este aniversario y que supone una “doble gracia” apunta García, porque “la esperanza no puede faltar”.
Alabar el legado de Santa Ángela de la Cruz
Para celebrar este Año Jubilar con motivo del 150 aniversario de su fundación, las religiosas han programado la celebración de misas jubilares. De esta manera, el pasado miércoles, quisieron compartir su alegría con “un momento de fraternidad” acompañadas por el Colegio Diocesano de Nuestra Señora del Carmen y el Virgen Niña, también asentados en el barrio de las Delicias. Nuestro arzobispo, don Luis Argüello, también participará de esta conmemoración, lo hará el próximo 4 de mayo, fecha de la canonización de Santa Ángela de la Cruz, con la celebración de una Eucaristía de Acción de Gracias.
Como describe el decreto de la Penitenciaría Apostólica, las Hermanas de la Cruz y todos los fieles podrán conseguir indulgencia plenaria para sí mismos y, a modo de sufragio por las almas de los fieles que aún se encuentran en el Purgatorio, en las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice), si visitan como peregrinos cualquier templo perteneciente a la Compañía.
Aparte de celebrar el legado de su fundadora, este Año Jubilar concedido por el papa Francisco, viene a reforzar el compromiso de las Hermanas con los valores de servicio y caridad. “Amar a Dios” es su mayor reto, y lo van a seguir haciendo cada día “renovando su entrega con fidelidad y humildad”. A esto se le suma, la reafirmación de su compromiso con el carisma de su fundadora, Santa Ángela de la Cruz, especialmente en este tiempo de gracia, “recordando que su vida no les pertenece” sino que es “un instrumento de la misericordia divina para los más pobres y necesitados”.