La vocación en tiempos de pandemia

La vocación en tiempos de pandemia

24 abril, 2020

El domingo 3 de mayo, IV Domingo de Pascua, celebración del Buen Pastor, se celebrará el Día del Seminario que estaba previsto en concomitancia con la Solemnidad de San José, es decir el 19 de marzo. Así lo decidió la Comisión Episcopal para el Clero y Seminarios debido a la pandemia de COVID-19. Precisamente el lema de este año es “Pastores misioneros”.

Con este motivo, os dejamos unas palabras del rector del Seminario de Valladolid, Fernando Bogónez.

“El domingo 3 de mayo celebramos la Jornada Mundial de Oración por las vocaciones y la Jornada de vocaciones nativas. Lo hacemos dentro de una situación inédita como es la de un estado de alarma generado por la pandemia que tanto dolor está generando. Todos compartimos, de un modo u otro, el zarpazo del sufrimiento que provoca la enfermedad y muerte. Muchos nos vemos turbados ante un futuro incierto e inquietante ya que nos hemos visto de un día para otro zarandeados por acontecimientos imposibles de predecir y controlar. Miramos hacia el futuro y no podemos predecir nada bueno cuando vemos en el horizonte aparecer negras nubes que se ciernen sobre nuestras cabezas. Volvemos a descubrir de froma dramática nuestra fragilidad e inconsistencia. Tal y como decía el papa Francisco “la tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades con las que habíamos construido nuestras agendas, nuestros proyectos, rutinas y seguridades”.

 

Gracias a Dios en medio de la noche no todo es oscuridad. Si nos fijamos bien, si abrimos los ojos podremos ver luces de esperanza que pueden guiarnos en medio del desconcierto en el que nos encontramos. Luces quizás pequeñas en tamaño, pero son muchas y día tras día vemos cómo se multiplican. Esas luces son todas esas personas que no dudan en servir a los demás venciendo día tras día el cansancio y afrontando el peligro. Quizás no son muy visibles socialmente pero ahí está esa madre, ese padre, ese joven, ese niño, esos abuelos, … todos aquellos que trabajan para los demás. Cuando hay que definir lo que es la vocación en vez de palabras tenemos los testimonios, las vidas de todos ellos. Los cristianos creemos que toda vocación de servicio es una vocación a la santidad. Es una llamada a estar con Dios, que se concreta y se comprueba en el servicio a los demás.

 

Es el día a día de muchas personas anónimas, de esos “santos de la puerta del lado”, como los llama el papa Francisco, y que a algunos conocemos. Ese número enorme de personas que con su entrega hacen posible que las familias y la sociedad podamos seguir adelante día tras día. En estos momentos si miramos veremos cómo se multiplican los signos de solidaridad y no podemos sino agradecer la entrega generosa y humilde de tantos que permanecen día tras día y a pesar de todos los pesares. Su testimonio nos anima a los demás a ser fieles a la vocación de servicio que hemos recibido. Todos ellos son un reflejo de la presencia de Dios. No podemos sino dar gracias a Dios porque ha suscitado y sigue suscitando en tiempos duros como los que vivimos la fidelidad de personas dispuestas a entregarse a los demás.

 

En estos momentos extraños el Seminario de nuestra diócesis sigue siendo un lugar en el que de una manera inédita se forman esos jóvenes que han recibido la vocación de servir a los demás como sacerdotes. Son aquellos que van a ofrecer, en medio de las dificultades diarias, el alimento de la eucaristía con el que poder sostener la fe y el sacramento de la reconciliación con el que poder curar las heridas del corazón. El objetivo es que vayan configurando su corazón con Jesús “…que no vino para ser servido sino para servir” (Mt 20, 28). También damos las gracias a tantos sacerdotes que en silencio son fieles a la vocación recibida, nos recuerdan que pongamos los ojos más arriba, por encima de las nubes, en Dios, y nos ayudan a mirar a nuestro alrededor para servir a los demás”.