La ‘Ruta del Padre Hoyos’: Un homenaje al beato de Torrelobatón

La ‘Ruta del Padre Hoyos’: Un homenaje al beato de Torrelobatón

La ‘Ruta del Padre Hoyos’: Un homenaje al beato de Torrelobatón

23 agosto, 2019

P. Ernesto Postigo Pérez, Vicepostulador de la causa del Pade Hoyos

 

Como todos los años, al llegar el 21 de agosto, fecha del nacimiento del Beato Bernardo de Hoyos, tuvo lugar una peregrinación a su pueblo natal, Torrelobaton, para festejar con sus paisanos tan buena efemérides. Por eso el sábado  17 de agosto salimos de Valladolid en autocar un nutrido grupo de personas. Nuestra ilusión era recorrer la ya cada vez más famosa  “Ruta del Padre Hoyos”. Primeramente nos fuimos a Medina del Campo donde el Beato había cursado a los diez años su primer año de Gramática, viviendo como externo, en casa de su tía. Tuvo la suerte de estudiar en el que fue probablemente el primer colegio que los jesuitas edificaron en España, en el año 1553, viviendo aun San Ignacio de Loyola. En este mismo colegio ciento cincuenta año antes que Bernardo había sido alumno de los jesuitas nada menos que el niño que llegaría a ser San Juan de la Cruz. Es en ese año de 1721 cuando aquel niño llamado Bernardo de Hoyos inició el viaje,  que se cuenta como uno de sus milagros, se fue  a Madrid a lomos del borrico que tenía su tía en la cuadra, sin decirle nada por temor , más que justificado, a que se lo impidiese. De ser así…nunca podría conocer el que su tío Tomas había dicho que era el mejor colegio que existía en España: el Colegio Imperial (hoy Instituto de San Isidro en la calle Toledo de Madrid). Nuestros peregrinos visitaron la espléndida Iglesia del antiguo colegio de Medina. Es una joya arquitectónica con un retablo renacentista dedicado a los santos Apóstoles Pedro y Pablo. Allí pudieron admirar igualmente el relicario con preciosas tallas que están pidiendo a gritos ser restauradas como lo han sido ya algunas de ellas, ante cuya belleza y colorido queda uno fascinado.
A continuación, tras una breve visita a la capilla de las Carmelitas descalzas (la segunda Fundación de Santa Teresa), se dirigieron nuestros peregrinos a visitar el palacio-Balneario de las Salinas, con sus fuentes y hermosas praderas, que llenan de sosiego y honda paz a las personas que allí  viven como a los que los  visitan.
Un tanto cansados por el calor de aquel día, toman con gusto el autocar para dirigirse a la segunda etapa de la ruta: Villagarcia de Campos. Pronto apareció ante nuestros ojos la imponente mole del complejo jesuítico actual, con su magnífica Colegiata y el moderno edificio de ladrillo que preside el precioso y amplio parque. Atravesando este parque  recorre en  línea recta el acueducto que se hiciera en el siglo XVI para traer el agua fresca de un manantial ubicado en una parcela  llamada aun hoy ” la viña”. Tras la suculenta comida y el sabrosísimo helado de postre (que es como el ADN de la Casa de espiritualidad de Villagarcía ) visitamos la antigua ermita, y  ante cuya Virgen,  encargada  después de estar allí Bernardo de Hoyos,  pedían la bendición  sus compañeros jesuitas. Después de descansar entre las rosaledas y verdes praderas del parque nos adentramos en las entrañas de la historia. El museo que se conserva de la antigua Compañía ofrece a los admirados peregrinos los aires de la batalla de Lepanto con la bandera conquistada al turco, la nave en la que Juan de Austria dirigía aquella batalla inmortal y donde llevaba en su camarote el Cristo que le había regalado Don Luis Quijada, ayuda de cámara del emperador Carlos V. Y eso por no contar los preciosos ornamentos litúrgicos de la época, cálices, sagrarios, cuadros y vajilla de los siglos XVI, XVII y XVIII. Nuestros peregrinos pudieron admirar la belleza de la Iglesia con su retablo de alabastro. su rejería, púlpito y órgano. Cuando llegaron al relicario, perfectamente conservado,  su admiración fue aún mayor. Pero nos quedaba por ver las “huellas” donde podíamos casi “respirar” al unísono con el Padre Hoyos. Visitamos la capilla,  con su retablo hecho un ascua de oro, ante el cual aquel novicio llamado Bernardo pronunció sus votos perpetuos de pobreza, castidad y obediencia en la Compañía de Jesús. En esa capilla se consagró el día de la Inmaculada como “esclavo de Maria”.
Nos despedimos de Villa García para emprender la tercera etapa de nuestra “ruta bernardiana”. Pronto oteamos el suntuoso Castillo de Torrelobaton. Hubo quienes se animaron a subir a la Torre Atalaya (146 escaleras…!) y entre ellos la “benjamina” del grupo: una señora de  93 años….!!!. Increíble, pero cierto. A continuación pueblo y peregrinos celebramos la Eucaristía, en la cual el postulador de la Causa del Padre Hoyos animo a los presentes a hacer de Torrelobaton un lugar sagrado como puede serlo Ars o Paray-le-Monial en Francia. Después de la Santa Misa tuvo lugar la procesión hacia la casa natal del Beato, en medio de cantos al Sagrado Corazón y danzas de paloteo  en honor del hijo más ilustre de la villa. En la Casa se bendijeron doscientas plantas de lavanda para repartir a todos los asistentes, regalo ofrecido por el Ayuntamiento de Torrelobaton que agradecemos doblemente por el  fruto que este gesto significa. Con alegría pero también con nostalgia nuestros peregrinos tomaron ya de noche el autocar para regresar  felizmente a sus hogares. Que el Padre Hoyos nos bendiga a todos y haga crecer en nosotros un amor inmenso al Corazón de Jesus.