El cardenal arzobispo de Valladolid, don Ricardo Blázquez, presidió en la Catedral la Eucaristía del Domingo de Resurrección o de Pascua, con la que se conmemora el día en el que Jesús resucitó tres días después de ser crucificado en Viernes Santo. La Pascua marca el final de la Semana Santa al cerrar el Triduo Pascual, también conocido como los tres días santos; en los que nuestro aqrzobispo presidió en la seo la Misa Crismal, la Eucaristía in Coena Domini, la Acción Litúrgica de la Pasión y la Vigilia Pascual.
Tras el martirio vivido por Cristo que acabó con su crucifixión, el Señor regresa de la muerte cumpliendo el mandato divino de Dios, probando así que era el salvador de la humanidad y llenándonos, también en estos duros tiempos de pandemias y guerras, de esperanza
Durante el fervorín, previo a la bendición apostólica, que pronunció ante una abarrotada Plaza Mayor acompañada de ‘Nuestro Padre Resucitado’, la ‘Virgen de la Alegría’ y el ‘Santo Sepulcro Vacío’, los pasos principales de la ‘Procesión del Encuentro de Jesús Resucitado y María Santísima de la Alegría’, don Ricardo lamentó la situación que vive el pueblo ucraniano, tras la invasión de Rusia hace ya más de 50 días, y pidió que “callen las armas” y que cesen “la destrucción y la muerte” para clamar a renglón seguido: “Necesitamos la paz” Pidió justicia ante las “penalidades increíbles, indecibles e indescriptibles” que está sufriendo el pueblo ucraniano, “en medio de un conflicto grave, muy grave, y sangrante”.
Que se haga justicia, que venga la paz”, reiteró Blázquez, quien se acercó a los ucranianos “con empatía y con fe”; “eEstamos sufriendo con ellos”. En el marco del inicio del Tiempo Pascual, nuestro arzobispo recordó que laesperanza vence “siempre” a todos los temores y animó a afrontar “todos los obstáculos” caminando con “con tesón y con valentía” para soportar todas las pruebas en medio de las inclemencias y de los conflictos, como el de la guerra, desde el convencimiento de que finalmente se podrá “cambiar el traje de luto por vestiduras de fiesta”.
En ese mismo sentido, en la Eucaristía previa, don Ricardo señalaba: “A veces, en medio de la incertidumbre que genera el mundo actual, pueden entrar dudas sobre la vida eterna (…) “¿Es la nada el destino del hombre?. No. Por lo que hay que mantener la esperanza”.
El Domingo de Pascua, apostilló, es la resurección de Jesús, “por ello hay que mantener en todas las esferas de la vida la esperanza, no simplemente por el hecho de que exista la maldad, sino para reconocer a Jesús como el señor” (…) “Los hombres crucificaron a Jesús, pero Dios lo ha resucitado y hemos sido testigos, ello debe servir de enseñanza para la forma de comportarse”, añadió en su alución ante los fieles congregados en la seo vallisoletana, a los que felicitó las pascuas recordándoles la necesidad de practicar la “exultación, procesión de fe, invitación a la alabanza y a la gratitud a Dios”.