‘Iglesia por el Trabajo Decente’ reivindica ante el primero de mayo un “trabajo saludable”
27 abril, 2023En la mayoría de las diócesis de España, como en la nuestra, a lo largo de la última semana de abril, en torno a los Días Internacionales de la Salud Laboral, 28 de abril, y del Trabajo, 1 de mayo, se organizan diferentes actos en torno a la siniestralidad laboral. En el caso de la de Valladolid, la iniciativa ‘Iglesia por el Trabajo Decente’ (ITD) propone para hoy una mesa redonda sobre el cuidado de la vida en el trabajo y, para mañana viernes, una vigilia de oración y la lectura pública del manifiesto, para ayudar a tomar conciencia y a despertar el compromiso personal y comunitario con esta realidad. Horarios y lugares en el adjunto.
En el pasado año, en Valladolid, 6.510 personas que salieron de sus casas a trabajar sufrieron un accidente laboral o una enfermedad profesional, 59 de carácter grave. 11 de ellos no volvieron porque murieron trabajando. Respecto a 2021, este dato ha experimentado un incremento significativo del 9,30 %.
Estos datos sólo reflejan una parte de la siniestralidad laboral, pues las estadísticas no recogen lo que sucede a quienes se encuentran en la economía sumergida, ni a quienes trabajan sin contrato o se les paga en negro, ni a quienes no se les ha diagnosticado una enfermedad laboral porque no se especifica su origen, o sus patologías no son reconocidas como tales o los profesionales desconocen los procedimientos para calificarla como laboral. Por lo tanto, podemos afirmar que esta situación es más grave que lo que nos dicen las estadísticas, y más aún si extendemos nuestra mirada al mundo donde se calcula que en el año 2020 murieron 2,7 millones de personas por accidente o enfermedades laborales.
Una realidad desconocida
Por desgracia, la siniestralidad laboral es una realidad que aún permanece oculta. No hay conciencia en la ciudadanía de la gravedad de la situación ni por parte de las instituciones ni de los medios de comunicación de darlo a conocer.
La iniciativa eclesial Iglesia por un Trabajo Decente (ITD), consciente de la dramática realidad de siniestralidad laboral existente en el mundo del trabajo, quiere “poner el acento y crear conciencia sobre esta realidad que haga visible a las víctimas de la siniestralidad, porque solo, haciendo visible el problema en el seno de la sociedad podremos empezar a solucionarlo”.
El magisterio social de la Iglesia enuncia, entre los derechos de los trabajadores y de las trabajadoras, el derecho «a ambientes de trabajo y a procesos productivos que no comporten perjuicio a la salud física de los trabajadores y no dañen su integridad moral». (Compendio de la DSI, 301)
El trabajo es para la vida y este sistema, con su lógica economicista, separa el trabajo de la persona, la despoja de su esencia y capacidad creadora y de su propio SER; construye precariedad, inseguridad y somete al trabajador y la trabajadora a largas jornadas laborales, a altos ritmos de producción y le priva del merecido descanso. Las secuelas no son solo personales y familiares, sino también sociales pues inciden en la convivencia y en las relaciones, convirtiéndose así en un problema político que requiere una respuesta también política.
ITD pretende contribuir a visibilizar esta situación y a denunciar las causas que la provocan, para que la precariedad laboral deje de considerarse como lo normal y natural y exigir a las administraciones públicas que velen por el cumplimiento de la legislación laboral, pongan más recursos para que se investiguen los accidentes y muertes en el trabajo, se depuren responsabilidades, se pongan los medios para que no vuelva a suceder, y se facilite los trámites burocráticos a las víctimas y sus familias para que les sea reconocida su situación de siniestralidad.
Como hijos e hijas de Dios y constructores del reino de Dios, que defendemos la vida por encima del beneficio, la dignidad de la persona por encima de la productividad y el bien común por encima de la acumulación de riqueza en manos de unos pocos, queremos revertir esta situación de injusticia con nuestro compromiso personal y comunitario desde la cultura del cuidado y la solidaridad.