La celebración de San Juan de Ávila, doctor de la Iglesia y patrono del clero secular español, congregó en el Seminario Diocesano de Valladolid a sacerdotes, diáconos, seminaristas y familiares. Se han reunido para celebrar la alegría de servir al Señor desde la vocación sacerdotal.
La jornada comenzó con el rezo de la hora intermedia y después, en el salón de actos del seminario, tuvo lugar la conferencia titulada “La eclesiología del papa Francisco”, que fue impartida por Eloy Bueno de la Fuente, sacerdote de Burgos y Catedrático de la Facultad de Teología de Burgos.
Al finalizar la conferencia, se felicitó a todos los sacerdotes que celebraron este año sus bodas de oro y plata sacerdotales, entre los que se encontraba don Ricardo Blázquez.
Actualmente, la Iglesia de Valladolid cuenta con 211 sacerdotes dicoesanos, 10 diáconos permanentes, 8 Seminaristas mayores y 18 seminaristas menores.
Don Ricardo, cardenal arzobispo de Valladolid, presidió la celebración de san Juan de Ávila 2017 en Valladolid
Los presbíteros diócesanos ordenados en 1967 fueron quince: Don Ricardo Blazquez Pérez (Arzobispo-Cardenal), Vicente Martín Alonso (Sardón de Duero), Valeriano Gutierrez Pérez (Geria), Plácido Gutierrez Martrín (Castrense y colaborador en Santiago-Salvador), Alejandro Gomez de Pedro (Las Brígidas), Cayo Barrios Barrios (Madrid), Fausto Escudero Vítores (Colaborador en Encinas), Florentino Castillo Crespo (Hospital Clínico), Francisco Gomez García (Las Francesas), Francisco Javier Sanz Marzana (La Beneficencia), Gregorio Astorga Calderón (Hospital Rio Hortega), Jesus Angel de la Lama Gutierrez (Jesuita en Villavellid), Jose Mariano Pérez Solano (Arroyo de la Encomienda), Luciano Conde Conde ( Nª. Sª. del Carmen)
Luis Resines Llorente (San Isidro).
Los presbíteros ordenados en 1992 fueron tres: Aurelio García Macías (Roma); José Roberto Pérez Brisomontiano (Simancas); José San José Prisco (Operario y rector del colegio español de Roma).
La comida de hermandad puso broche de oro a una jornada entrañable y festiva en la que todos los sacerdotes de la diócesis vallisoletana pudieron encontrarse y alentarse mutuamente en el seguimiento del Señor.