El arzobispo de Valladolid, don Luis Argüello, presidió el miércoles, 7 de diciembre, en la Catedral, con el precioso y extenso himno oriental ‘Akáthistos’, cantado este año por el Coro Diocesano y para finalizar con el ‘Te Deum’, la Vigilia de la Inmaculada, que en esta ocasión fue precedida de un acontecimiento novedoso y muy especial: Un rosario procesional ‘Por la vida, la familia y la paz’, que partió una hora antes del Santuario Nacional de la Gran Promesa.
El cortejo recorrió la distancia entre ambos templos acompañando una nueva imagen de la Inmaculada Concepción (obra del sevillano David Valenciano) que ha pasado a formar parte del conjunto de tallas de la Basílica, y que el propio prelado bendijo el pasado 29 de noviembre.
La bella escultura de ‘La Purísima’ desfiló arropada por la cofradía del Cristo Despojado y de la Hermandad de Nuestro Padre Atado a la Columna, muchos de ellos portando velas, así como por don Luis Argüello; el rector del Santuario, Julio de Pablos, y numerosos fieles que, a su conclusión, se sumaron a la vigilia mariana en la seo vallisoletana.
Al inicio del año litúrgico, en este tiempo de Adviento, la Iglesia católica sitúa a la Virgen María en el centro de atención con la celebración, el 8 de diciembre, de la solemnidad de María en su misterio de la Inmaculada Concepción. La presenta como modelo de fe y esperanza para los cristianos en esta etapa de vigilia en la que preparamos el corazón para la venida del Señor. Y la fiesta de ‘La Purísima’ volvió a vivirse con enorme fervor en toda la diócesis de Valladolid.
Horas antes de la celebración de la vigilia diocesana de La Inmaculada que este año, como apostilló don Luis Argüello “se celebró en las calles y en el templo, gracias a la nueva imagen”, el Seminario Diocesano de Valladolid festejó por todo lo alto a la que también es su patrona. Lo hizo con una celebración muy especial, ya que don Luis Argüello instituyó lector al seminarista Alberto Muñoz en el transcurso de la Eucaristía.
El día de la solemnidad y también en la Catedral, nuestro prelado celebró la solemne Eucaristía de la Inmaculada, ataviados como él los sacerdotes que le acompañaron con la casulla azul celeste, privilegio concedido por Roma a la Iglesia española por su particular afecto hacia la ‘Sin pecado concebida’. “Las maravillas del Señor -destacó en su homilía- se realizan de una manera plena, anticipada y desbordante en María, inmaculada desde su concepción. En ella se realiza la victoria de Jesucristo ya antes, incluso, de su propio nacimiento, pero formando parte del plan de Dios desde antes de la creación del mundo”.
“Y estas maravillas -añadió don Luis Argüello- han sido puestas en manos de nuestra libertad. María fue consultada por el ángel, y María dijo sí, hágase en mí según tu palabra”. Y gracias a su ‘fiat’ “el plan de Dios se realiza. En el seno de María, inmaculada desde su concepción, la Palabra se hizo carne”, enfatizó nuestro arzobispo.
Al término de la Misa, la imagen retornó de nuevo a la Basílica de la Gran Promesa, aunque la climatología impidió que se celebrase el cortejo programado.
Patrona de España
El Palacio Real celebró asimismo a la patrona de España, del Arma de Infantería, de los cuerpos Jurídico militar, Farmacéuticos y Capellanes castrenses, con un acto presidido por el general César García del Castillo, jefe de la Cuarta Subinspección General del Ejército y comandante militar de Valladolid y Palencia. En el transcurso del mismo, se entregaron varias condecoraciones y distinciones a distinto personal civil y militar.
Como preparación a la solemnidad, tanto la Catedral (organizada por la Prelatura del Opus Dei), como las cofradías de Las Angustias, de la Vera Cruz, del Despojado (octavario), de Nuestro Padre Jesús Nazareno o de la parroquia de la Inmaculada, así como en otros muchos templos de la capital y de la provincia de Valladolid, celebraron novenas en honor a ‘La Purísima’.