Monseñor Aurelio García Macías, pregonero de la Semana Santa de Valladolid de 2025: “Nuestra Semana Santa, sin la clave de la fe, merma”
3 abril, 2025Impacientes, esperamos sentir el aroma del incienso que nos delata que las calles de la ciudad ya están preparadas para sentir de nuevo con fervor la pasión de Nuestro Señor Jesucristo, representada en su máxima expresión a través de las tallas que conforman nuestra imaginería castellana. Vibraremos de nuevo con el toque de las cornetas y el redoble de los tambores.

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Como es tradición, una semana antes del Viernes de Dolores, — el 4 de abril a las 20:30h. — el obispo vallisoletano, Aurelio García Macías, nos abrirá la puerta de la Semana Santa de Valladolid, —declarada de Interés Turístico Internacional— como pregonero.
P. El 4 de abril es un día grande que va a quedar grabado no solo en su memoria, sino que permanecerá y pasará a formar parte de la historia de Valladolid, su tierra
R. Bueno, yo diría que es un día más de servicio en una forma diferente, pero, en definitiva, nosotros lo que tenemos que hacer es responder a las llamadas que nos hacen, en cualquier lugar y en cualquier tiempo, hacer nuestra misión, que es la de ser pastores del pueblo de Dios y predicar el Evangelio, que es lo que nos ha pedido el Señor.
P. Ser pregonero era algo, ¿deseado o esperado?
R. Confieso que nunca había pensado en esto, la verdad. Así como el Sermón de las Siete Palabras, cuando fui nombrado párroco de Santiago Apóstol de Valladolid y consiliario de la cofradía, me lo podía esperar, ni siquiera me había planteado ser candidato a pregonero de la Semana Santa de Valladolid. Lo veía más para personas del mundo de la cultura, es verdad que ha habido también pregoneros de la vida eclesiástica, pero lo veía más ligado a otras personalidades del mundo civil, y no había considerado ni siquiera la posibilidad.
P. Entonces, ha sido una sorpresa total
R. Sí. Una grata sorpresa, pero también una responsabilidad. No solo por el acto en sí, sino porque, como bien podéis imaginar, en el Dicasterio Romano el trabajo no falta. Entonces, asumir esta responsabilidad requiere aumentar el trabajo, pensar y reflexionar bien lo que quieres decir, y todo eso me daba un poco de, no digo miedo, pero sí de prevención. Te expones ante la ciudadanía vallisoletana y es necesario tener y argumentar una palabra.
P. ¿Qué significado tiene para usted la Semana Santa vallisoletana?
R. Para mí es la celebración del misterio de Jesucristo, es decir, nuestra Semana Santa, sin la clave de la fe, merma y desmerece mucho. Es el misterio fundamental de la vida de Cristo, los últimos días de su vida, su pasión, su resurrección, celebrados en el interior de los templos, con las celebraciones litúrgicas tan ricas de estos días, y prolongado en las manifestaciones de piedad popular en las calles, no solo las procesiones, también otros muchos actos, como la visita a los monumentos, las reflexiones que tienen las cofradías o las estaciones penitenciales. Hay todo un mundo que trata de prolongar en la calle, el misterio que se vive dentro de la Iglesia.
P. ¿Y cómo siente y percibe la Semana de Pasión, una persona que en estos últimos años no ha podido desplazarse, dada la labor que desarrolla en Roma?
R. La palabra es nostalgia. Hablaré de esto en el pregón. Cada uno tiene que estar donde Dios le pone y donde Dios le llama, pero eso no quita para valorar las diferencias. Aunque celebramos el mismo misterio de la Semana Santa en todos los lugares donde hay una comunidad cristiana, ese misterio, se celebra de modo diferente en las diversas latitudes del mundo. Una de ellas es Valladolid. Yo estoy mucho más apegado a la forma castellana, no solo por el propio carácter, también hasta por la propia estética. A mí me gusta, especialmente, cuando recuerdo la Semana Santa de mi infancia, en mi pueblo natal, era austera, recia, silenciosa; era vivida. Es evidente que en Roma no existe ese tipo de celebración. Entonces, al llegar estas fechas, yo lo vivo con una cierta nostalgia.
P. Trabaja en el ámbito de la liturgia, como subsecretario del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, que cuida de todo lo que está relacionado con las celebraciones del Rito Romano en todo el mundo. ¿Cree que es necesario recordar que la Semana Santa no solo está en la calle, que la esencia de la Semana de Pasión se encuentra en los templos con las celebraciones litúrgicas como ha comentado anteriormente?
R. Absolutamente sí. Tendemos a lo espectacular, porque es más llamativo, pero creo que es necesario recordar a todos que, si no se vive la celebración de la Semana Santa en las celebraciones litúrgicas dentro del templo, es muy difícil interpretar y vivir lo que el pueblo de Dios expresa afuera. Para interpretar y vivir las manifestaciones fuera de la iglesia, en las calles, es necesario vivir y participar de las celebraciones dentro de la iglesia, porque es el mismo misterio, uno celebrado y el otro venerado en las procesiones. Son dos aspectos que se complementan, es necesario unir y vivir el uno con el otro.
P. Tal vez es algo que se tenía más en cuenta antes, en otros tiempos, o al menos así usted lo ha vivido desde niño, en su localidad natal, en Pollos
R. Probablemente sí, pero en mi pueblo creo que había un justo equilibrio. Todos somos hijos de las modas culturales de cada momento. Por ejemplo, en mis años de juventud, las procesiones no tenían la importancia y la visibilidad que tienen ahora, momento en el que han adquirido una entidad y una profundidad. Las modas culturales van cambiando, más allá de las modas del momento, tendríamos que buscar el justo equilibrio entre lo que se celebra en la vida litúrgica y lo que se celebra constantemente, sería como una gran llamada, estoy convencido.
P. ¿Las cofradías son un buen medio para transmitir este mensaje al resto de la sociedad?
R. Claro. Las cofradías son un buen medio para vivir la fe cristiana y para ayudarnos a todos a vivir la Semana Santa. Es una ayuda personal para los cofrades y es una ayuda comunitaria para el resto de los hermanos que estamos celebrando la Eucaristía, bien en las parroquias donde ellos están, o bien, acompañándoles en las procesiones que ellos organizan. Pero me parece que puede ser un buen medio para vivir la fe en este contexto histórico en el que estamos.
P. Y en su pregón, ¿qué nos va a ofrecer?
R. Va a ser una llamada, un anuncio a vivir la Semana Santa, una llamada a prepararnos porque una cosa que no se prepara ni se vive ni se celebra. Esto sería un poco lo que me gustaría que provocara el pregón. Es como un aldabonazo, a advertir que viene algo importante para la vida de los creyentes y para la vida también de los ciudadanos en general.
P. ¿Va a ser fiel a su actitud haciendo referencia a alguna cuestión relacionada con el momento que vivimos actualmente?
R. Absolutamente. Va a tener unas repercusiones también del momento social, político, económico en el que estamos.
P. Aunque no lo desvele al completo, ¿en qué va a hacer especial hincapié?
R. No te lo voy a anticipar, pero es evidente que estamos en un momento histórico conflictivo, en el que hay un número elevado de guerras, algunas que salen en televisión y otras no, hay problemas políticos, sociales, humanos. El sufrimiento de Cristo y los dolores de la Virgen siguen presentes hoy en muchos Cristos y dolorosas de nuestra sociedad.
P. Si tuviera que elegir entre la multitud de momentos que nos regala la Semana de Pasión vallisoletana, ¿con cuál se quedaría?
R. Hay muchos. Es inevitable que para mí, que he sido párroco de Santiago Apóstol y consiliario de las Siete Palabras, y les he acompañado en especiales momentos, como en la procesión del Miércoles Santo con el Cristo de las Mercedes o en la jornada del Viernes Santo, levantándonos temprano para preparar todo en la Plaza Mayor, ir al museo a por algunos pasos, después el Sermón de las Siete Palabras, la celebración de la Pasión del Señor, la Procesión General; hay una serie de aspectos que están muy ligados a mi vida y ministerio pastoral como párroco. Pero también recuerdo algunos momentos cuando era seminarista y salíamos por las noches después de estar celebrando la Eucaristía y nos perdíamos entre la multitud de procesiones. Ahí, también para mí, hay miradas particulares, tallas espléndidas, y eran momentos como de silencio, de oración, de reflexión, de meditación. Sobre alguno de ellos haré referencia precisamente en el pregón.
P. Nos habla de las tallas, ¿hay predilección especial por alguna de ellas?
R. Pues una no, son varias. En Valladolid, no sé si somos conscientes de la riqueza que tenemos con estas tallas antiguas, desde la Entrada Triunfal de Cristo en Jerusalén, La Borriquilla, que es de materiales primitivos, a la Virgen de las Angustias, que es la primera imagen de madera de nuestra Semana Santa vallisoletana o la misma Dolorosa de la Vera Cruz o el Cristo del Perdón, … son una maravilla porque son muy evocadoras, precisamente más en estos días de Semana Santa, en el contexto de las procesiones, los hachones, la música, el silencio, … Creo que serían muchas imágenes majestuosas, espléndidas, solemnes, las que tendría que citar.
P. Aparentemente siempre muestra tranquilidad y cuando habla trasmite paz. ¿Cómo espera y desea vivir el pregón?
R. Quiero vivir el momento. A veces, los nervios, las tensiones, … nos impiden vivir con consciencia los grandes momentos de la propia vida y no me gustaría que fuera así. Quiero vivirlo con tranquilidad, como hay que hacerlo.