18.septiembre.2021__ El sábado 18 de septiembre se ha celebrado en el Seminario el encuentro de preparación de la Semana Social que tendrá lugar el próximo mes de noviembre en Sevilla bajo el lema La regeneración de la vida pública. Una llamada al bien común y a la participación. Organizada por el grupo de Desarrollo Humano Integral de la Diócesis vallisoletana, en la cita estuvieron presentes representantes de Cáritas, Justicia y Paz, Pastoral Obrera, Encuentro y Solidaridad, entre otras entidades, así como participantes del Congreso Nacional de Laicos 2020 ‘Pueblo de Dios en salida’.
En este tiempo sacudidos por la pandemia y sufriendo la postpandemia, los desencuentros políticos, las crisis internacionales de Afganistán o las migratorias, anunciadas como amenazantes, requieren análisis y respuestas desde nuestra ética y moral cristianas.
Como parte de la sociedad, nos encontramos en muchas ocasiones con vivencias de hartazgo y desesperanza que conducen a cierta distancia y desafección frente a lo que está viviendo gran parte de la humanidad.
Pero, en otras ocasiones, observamos en nosotros mismos y de forma global, sensibilidad, preocupación y propuestas para la construcción de una sociedad más justa, más veraz, en la que la lucha y la defensa de los más desprotegidos se plantea como objetivo importante. Desde hace unos años, se presenta como objetivo añadido la ecología, el cuidado de la casa común, en palabras del Papa Francisco, que ha pasado de ser un problema que concernía a un grupo minoritario, a una preocupación social-global que nos lleva a cuestionarnos el desarrollo social e industrial actual.
No siempre sabemos ni encontramos cauces de participación. Y en ese proceso también surgen propuestas de confrontación, que siendo lícitas, lo son en cuanto nacen del respeto mutuo.
Hoy por desgracia en la vida pública, política y social, están continuamente presentes la manipulación, cuando no directamente la mentira, la primacía de los intereses particulares sobre los colectivos, que corrompe y destruye principios y valores. Ni las familias ni la iglesia están libres.
Los cristianos desde nuestra fe, debemos huir de posiciones extremas y no caer en imposiciones normativas. Este tiempo en el que la ley permite, y a veces favorece, posturas diferentes, despenalizando conductas pero también estableciendo derechos, que pueden ser aplicados de forma incorrecta contra la dignidad de las personas, puede provocar inquietud y malestar.
Muchas de estas propuestas son fruto del diálogo entre el valor de la vida recibida y la autonomía del ser humano, en el que subyacen antropologías de signo diferente que necesitan ser confrontadas. La Iglesia con carismas y sensibilidades diferentes, desde la fraternidad, quiere ayudar a discernir respuestas a las problemáticas actuales.
La Iglesia que vive en la sociedad y en el tiempo actual, quiere crear cauces de participación y comunicación con todos los agentes sociales, aportando espacios de diálogo, y momentos de REFLEXIÖN y DEBATE, desde el tesoro de nuestra fe para contribuir al bien común, fomentando la implicación y la participación en la sociedad.
Y SI JESÚS “hace oír a los sordos y hablar a los mudos”, todos sin excepción podemos escuchar y participar
En la Diócesis de Valladolid, queremos aprovechar la oportunidad para tener dos pequeños encuentros 6 y 13 de noviembre para esa REFLEXIÓN y ese DEBATE de la SEMANA SOCIAL, que tendrá lugar en el Seminario diocesano de 10 a 13h. Y el 18 de septiembre a las 10h se convoca a los representantes de los grupos y parroquias en el Seminario para su preparación.
También os anunciamos la Jornada Nacional de Justicia y Paz que se va a realizar este año en el Seminario Diocesano de Valladolid, del 24 al 26 de septiembre sobre Desarrollo sostenible y ciudadanía global. Y el 2 de octubre, también en el Seminario diocesano, en este caso para los jóvenes, en preparación del encuentro mundial impulsado por el Papa, se desarrollará el encuentro-Hub local en Valladolid de Economía de Francisco.
Propuestas para ayudarnos, unos a otros, a vivir más implicados y comprometidos, encontrando modos de participación y de desarrollo personal y comunitario. Que nos sintamos interpelados desde el evangelio, al escuchar: «Effetá», esto es: «Ábrete». Para revitalizar la participación en este tiempo de distanciamiento físico, mal llamado de distancia social, y en el que podamos ser testigos de luz y de esperanza.