El Santo Padre nos exhorta a “contraponer el corazón abierto” ante el descarte y la soledad de nuestros mayores
26 julio, 2024Testigos de nuestra vida, los abuelos nos acompañan de manera incondicional en cada paso que avanzamos en el camino. Su papel va mucho más allá del cuidado y el cariño, son transmisores de valores y experiencias, que nos muestran el verdadero significado de la familia. De ellos aprendemos, son nuestros referentes, y cuando no están, se les echa mucho en falta.
El papa Francisco estableció en 2021 la celebración de la Jornada Mundial de los Abuelos el cuarto domingo de julio, en torno a la fiesta, el día 26, de los Santos Joaquín y Ana, padres de la Virgen María y abuelos de Jesús. En esta ocasión, bajo el lema ‘En la vejez no me abandones’, el Santo Padre subraya cómo con frecuencia la soledad es “la amarga compañera de vida” de nuestros mayores. Además, el Santo Padre ha concedido la indulgencia plenaria a los fieles que asistan a las misas dedicadas a este propósito o visiten a las personas mayores que están solas.
“Tiempo de calidad” con nuestros abuelos
Los abuelos, pilar fundamental en las familias, también lo son en la sociedad actual, aunque no son reconocidos como merecen a causa de los cambios que el mundo sufre. El descarte de los mayores, apunta en su misiva el papa Francisco, no son “casuales ni inevitables”, son más bien fruto de “decisiones políticas, económicas, sociales y personales que no reconocen la dignidad infinita de toda persona”. Frente a la actitud egoísta que lleva al descarte y a la soledad, exhorta a que “contrapongamos el corazón abierto y el rostro alegre de quien tiene la valentía de decir ‘¡no te abandonaré!’, y de emprender un camino diferente”.
Pablo Bustos y María Montero, son una joven pareja que pertenece al grupo de juventud de la parroquia de Nuestra Señora de Prado, en el barrio de Parquesol. Para ambos, sus abuelos son imprescindibles. Compartir “tiempo de calidad”, tanto en su infancia como en este momento, ha calado hondo en el corazón de Pablo y María, no tiene duda de que todo lo que es hoy se lo debe a ellos. Uno y otro coinciden en destacar “la fe”, como la principal enseñanza inculcada por sus abuelos y que, a día de hoy, continúa formando parte esencial de su trayectoria vital.
Nuestros mayores han pasado de ser idolatrados en épocas anteriores a pasar a un segundo plano en la sociedad actual, muchos lo viven con resignación, haciéndose a un lado, y otros, a pesar de las dificultades, continúan su viaje con valentía. Lo han dado todo por nosotros y es importante reconocer su labor, “han formado los cimientos de nuestra sociedad”, y en muchas ocasiones se “confunde valor con precio”, apartando a quien “deja de ser productivo socialmente”. Es el momento de ser conscientes de ello, y darles su lugar. Apreciar y tener en cuenta su legado, como lo hacen Pablo y María.
El cuidado también es cosa de mayores
Son muchas las mujeres y los hombres que buscan la propia realización personal, llevando una existencia lo más autónoma y desligada de los demás que sea posible. La edad no es inconveniente, sino todo lo contrario. A sus casi 80 años y con seis nietos “maravillosos”, Mariví Manchado, continúa, después de cuatro décadas, con su labor como voluntaria de Cáritas Diocesana de Valladolid, ahora concretamente, en el programa ‘Contigo en Casa’.
“La soledad es un problema de nuestra sociedad muy acusado”, un mal que padecen muchos de nuestros mayores y que se trata de paliar a través del acompañamiento, como el que la misma Mariví ofrece a otras personas, prácticamente de su quinta. “Sentirse escuchados, tener alguien con quien conversar y recibir cariño”, eso es lo que más necesitan y lo agradecen “muchísimo”. Sin duda, una experiencia muy “positiva y gratificante” en la que el voluntario “da” pero “recibe mucho más” de lo que proporciona.
Con una vitalidad desbordante, Mariví asegura que vivir esta experiencia le aporta un aprendizaje muy grande y anima a todo el mundo, a realizar, aunque sea “una vez en la vida”, un voluntariado, para empaparse de las diversas realidades presentes en el día a día. Conocer de primera mano las barreras a las que se enfrentan determinados sectores de la sociedad, y de manera especial a nuestros mayores, puede ser un punto de inflexión para la actitud de muchos ante las necesidades que padecen.
Es importante, en esta jornada, agradecer a nuestros abuelos todo lo que han hecho por nosotros, “mostrar nuestra ternura” hacia ellos, como así nos pide el Santo Padre en su mensaje para esta jornada. “Visitemos a los que están desanimados o que ya no esperan que un futuro distinto sea posible”. De esta manera, nos invita a desafiar las costumbres y a acompañar a los ancianos, resaltando que “vivir solos no puede ser la única alternativa”.