El Arzobispo de Valladolid anima a profesar la Fe “en el corazón y en la plaza pública” durante la festividad de Santiago Apóstol
25 julio, 2024El arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, don Luis Argüello, ha presidido este 25 de julio la Solemne Eucaristía con motivo del Patrón de España en la Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol, donde la Archidiócesis de Valladolid, ha afirmado, celebra “de una manera especial” esta festividad.
En su homilía monseñor Luis Argüello ha reivindicado la experiencia del apóstol Santiago por su labor evangelizadora en la Península Ibérica, como “un recorrido que puede ayudar” a la Iglesia en este “nuevo tiempo apostólico”.
El prelado vallisoletano ha planteado la vida de la Iglesia como un “combate” en el que a los católicos se les presenta la siguiente disyuntiva: “¿A quién obedecer en el interior del corazón?”. “¿Al Señor, a su amor nuevo e inédito que se hace perdón y servicio, o a esas tendencias o deseos que nos piden ser los primeros, tener más bienes, honores, comodidades, pasarlo bien?”, ha reflexionado don Luis Argüello.
Ante este combate interior que libraron los primeros 12 discípulos de Jesús y que libra también hoy la Iglesia, el arzobispo de Valladolid se ha remitido a la lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles correspondiente a este 25 de julio, festividad de Santiago Apóstol: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”.
De este modo ha respondido a la “tentación” que también ha experimentado la Iglesia a lo largo de su historia. “Una suerte de doble vida”, como la ha calificado, que conlleva “vivir la Fe en lo privado”, pero que “a la hora de tomar decisiones” supedita esa Fe “a las reglas del juego” de un hombre moderno “que se ha arrimado con fuerza a la libertad”.
“Ya no podemos decir: soy católico porque he nacido en España”
“Ya no podemos decir: soy católico porque he nacido en España”, ha advertido el prelado vallisoletano, que ha animado a profesar la Fe “en el corazón y en la plaza pública”.
Don Luis Argüello ha insistido en que “es preciso hacer un nuevo anuncio, un nuevo testimonio” en un momento como el actual, con unas comunidades “menguadas” y “envejecidas”, en el que la Iglesia —como en su momento lo estuvo Santiago Apóstol— está llamada a peregrinar “con esperanza” y a sentirse convocada a anunciar el Evangelio “para que los hombres y mujeres de nuestro tiempo vayamos acogiendo, de nuevo, la llamada del Señor, que nos promete su amor inmenso y que nos propone entrar en la obediencia que libera el corazón de las ataduras de dentro y de fuera”.