Don Ricardo Blázquez, cardenal arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), representó a la CEE en el viaje del papa Francisco a Fátima (12 y 13 de mayo de 2017), con motivo del Centenario de las apariciones de la Virgen María en Fátima. En este viaje tuvo lugar la ceremonia de canonización de los pastores Jacinta y Francisco, testigos de aquellas apariciones. También acudió don Carlos Osoro, cardenal arzobispo de Madrid.
Ambos prelados, que estuvieron acompañados por miles de peregrinos españoles, expresaron sus peticiones a la Virgen de Fátima: “Que inspire un nuevo impulso a la fe, que los gobernantes estén más unidos y que la caridad sea la única arma que se use en el mundo”.
Tras la oración del papa Francisco en la capilla de las apariciones, el viernes 12 de mayo, don Ricardo reconoció que “el entusiasmo con el que hemos ido siguiendo la acogida del Papa y hemos rezado con él a la Virgen me ha llegado profundamente al corazón”.
El Papa abraza a Lucas Baptista, el niño cuya curación otorga la santidad a los pastorcillos, Francisco y Jacinta.
En una entrevista concedida a ACI Prensa, don Ricardo Blázquez explicó que España tiene una relación muy estrecha con la advocación mariana de Fátima:
“En primer lugar, porque es la madre del Señor y Madre de todos nosotros” pero “también por la proximidad geográfica, por la cantidad enorme de comunidades cristianas que visitan Fátima, y porque aquí experimentamos cómo se unen la sencillez de la Madre y de los hijos”.
Además, el Cardenal arzobispo de Valladolid expresó estar muy alegre por estar en Fátima y “participar en una especie de contagio general y de entusiasmo por la piedad de la Virgen”:
“A la Madre le invocamos desde nuestro sufrimiento y nuestras inquietudes, también desde nuestros gozos, sabiendo que con la Madre todos estamos liberados de la orfandad. Con ella encontramos la compañía, el apoyo y el cobijo en nuestra vida”.
El presidente de la Conferencia Episcopal Española reveló lo que le ha pedido a la Virgen:
“Una reactivación profunda de nuestra fe, que encontremos como sociedad los caminos de la concordia y de la paz, que entre todos podamos ser agentes de justicia y de hermandad, que nuestros gobernantes también encuentren una forma de caminar unidos de cara al futuro que será en bien de todos”.
