Desde la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de la Compañía de Jesús en Valladolid
19 marzo, 2024Imágenes de devoción, por Javier Burrieza
Valladolid, camino de devoción del Sagrado Corazón de Jesús (11)
DESDE LA IGLESIA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN VALLADOLID
Escasos metros separan el definitivo asentamiento claustral de las madres salesas del templo que los jesuitas edificaron con la advocación del Sagrado Corazón de Jesús, muy relacionado con el proceso de restauración de la Compañía de Jesús tras numerosas expulsiones a partir de 1875. En esos momentos –como estudió el recordado profesor Manuel Revuelta– se produjo la multiplicación de las residencias de operarios jesuitas, así como de los colegios de primera y segunda enseñanza. En Valladolid sucedió con la residencia de la calle Ruiz Hernández, en el lugar donde había morado Ignacio de Loyola en 1527 de camino a Salamanca. La inauguración de la iglesia se produjo en 1896. Con anterioridad se estableció el colegio de San José en la Plaza del Museo, actual de Santa Cruz. Al mismo tiempo que se edificaba este templo en la ciudad, ocurría de manera similar en otras con la misma advocación como sucedió en Santander o en Gijón. La de la capital cántabra se debió a las trazas arquitectónicas del vizcaíno José María Basterra, que también había realizado la iglesia del seminario menor de Comillas. Todas ellas respondían a la estética neogótica aunque la santanderina fue decorada con un interesante conjunto pictórico realizado más tardíamente por el alemán Enrique Inmemcamp entre 1926 y 1929. Asimismo, las salesas vallisoletanas construyeron su definitiva iglesia en su tercer asentamiento de la calle Juan Mambrilla, dedicada a los Sagrados Corazones de Jesús y de María y presidida por un magnífico lienzo de la aparición del Sagrado Corazón a la entonces beata Margarita María de Alacoque. Ésta fue encargada al monasterio de la Visitación de Roma donde conocían a un afamado pintor llamado Pietro Gagliardi Al mismo tiempo, desde 1883 los jesuitas también dirigían la revista El Mensajero, a la cual añadieron la coletilla “del Sagrado Corazón de Jesús”. La devoción ya estaba presente en la Iglesia católica y universal.
A todo ello se unía la acción dinámica e intensa de grandes operarios que actuaron en su expansión. Así podríamos caracterizar al padre Tiburcio Arnáiz en Málaga, a Jose María Rubio en Madrid o a Marcelino de la Paz en Valladolid. Todos ellos contribuyeron a la difusión del llamado Reinado social de Cristo. El vallisoletano de adopción contribuyó de manera decidida a la apertura del proceso de santificación del padre Bernardo Francisco de Hoyos en la antigua capilla de la Congregación, integrada entonces (en 1896, en los días del gobierno diocesano del cardenal Cascajares) en el Colegio de los Escoceses. Marcelino de la Paz fue ordenado como sacerdote secular hasta su entrada como jesuita. Tras su etapa de misionero popular en La Coruña, la muerte de uno de los grandes jesuitas que habían contribuido a la mencionada restauración de la Compañía en Valladolid, Francisco de Sales Colina, le condujo a la ciudad del Pisuerga ya de manera permanente, según ha estudiado Manuel de los Reyes. Marcelino de la Paz fue el hombre de la Asociación Católica de Escuelas y Círculos, desarrolló una tarea compleja que se expandirá a otros ámbitos de esa sociabilidad católica de Congregaciones marianas, Hijas de María, congregantes de la Buena Muerte, Conferencias de San Vicente de Paúl, ejercicios y desarrollo de las misiones populares. Y todo ello coincidirá con la construcción de esta mencionada iglesia de Ruiz Hernández. La proyección de la Casa Social Católica va a ser enorme, en el campo formativo, en el ámbito sindical católico e incluso, en el asistencial. Aquella ciudad castellana se estaba expandiendo y transformando y en esos nuevos espacios era menester una pastoral de los barrios. Marcelino de la Paz fue indispensable tanto en el de la Pilarica con la construcción de su iglesia en 1907, como en el de las Delicias con el templo de Nuestra Señora del Carmen, en la Cuesta de la Maruquesa junto al Canal de Castilla sin olvidar el Patronato de los Niños Desamparados. Y en todas estas estrategias estará presente la devoción del Sagrado Corazón de Jesús. También el padre Paz, que falleció en vísperas de una nueva disolución y expulsión de los jesuitas en 1932 –por disposición de la Constitución republicana de 1931– resultó esencial en la construcción de la monumental estatua del Sagrado Corazón de Jesús en la torre de la Catedral en 1923. Allí será la siguiente estación de nuestra ruta vallisoletana de esta devoción.