Como novedad de este año, la Delegación de Pastoral Juvenil junto a la Asociación Juvenil JASP, ha respaldado la organización de una convivencia de inicio de curso para jóvenes de toda la diócesis. La idea surgió de varios catequistas y acompañantes de diversas parroquias, fruto de la peregrinación a Santiago de Compostela que este verano hicimos muchos jóvenes y del Encuentro de laicos que la Acción Católica General organizó tras la peregrinación.
Tras dos meses de preparación llegó el momento de llevar a la práctica lo planificado: un fin de semana lleno de alegría y momentos de compartir: juegos, gymkanas, formación, Eucaristía, vigilia de oración… Una convivencia llena de diferentes actividades, todas ellas con el mismo objetivo: anunciar a todos los jóvenes que Dios les ama.
Siguiendo las líneas que el Departamento de Juventud de la Conferencia Episcopal ha fijado (primer anuncio, acompañamiento, itinerarios de formación) podríamos englobar esta actividad como una actividad de primer anuncio para los más pequeños, de acompañamiento para los medianos y de propuesta de formación, a través de la metodología de Acción Católica (como propone la Programación Pastoral Diocesana de este curso), para los responsables.
Por fin llegó el sábado y más de ciento veinte participantes se sumaron a la iniciativa, petamos la entrada de la estación de tren pues éramos muchísimos, cada joven con su acreditación y los responsables con chalecos amarillos. Aunque comenzamos con algún que otro problema (el tren se retrasó una hora) pudimos solventarlo gracias a la adaptabilidad y alegría de responsables y participantes. Una vez llegados a Dueñas seguimos con la dinámica de la convivencia: música alegre, comida compartida, formación, velada, etc.
Si bien es cierto que la organización de la misma ha sido complicada, también es cierto que esta ha merecido la pena: chicos que han manifestado una gran alegría, que han dicho a sus responsables que han sentido a Dios muy de cerca, que querían repetir, que nunca habían vivido algo así, etc. Ya en su momento nos planteamos dos objetivos, uno cuantitativo: llegar a más de cien jóvenes inscritos y el más importante: que los mismos tuvieran un encuentro personal con Cristo. Decidimos dejarlo todo en manos del Espíritu Santo y los objetivos parecen haberse cumplido, todo consiste en dejar que él actúe.
Desde aquí queremos dar las gracias a todas las personas que han hecho esto posible, de forma especial al equipo de cocina que vino a ayudarnos con la cena y la comida, que pese a la triste noticia del fallecimiento de Fernando quiso venir y seguir con lo que él había sembrado. También a José David, nuevo diácono de la diócesis, aunque se ordenaba el domingo nos ayudó toda la semana con la logística de la convivencia y vino el sábado a darnos un testimonio precioso sobre su vocación.
En el Encuentro de laicos de este verano D. Ricardo, como presidente de la Conferencia Episcopal, entregó a todas las diócesis un pequeño saco con semillas como simbolismo de lo que los laicos debíamos hacer en nuestras diócesis a nuestro regreso: salir, caminar y sembrar siempre de nuevo. Pues bien, en esta convivencia todos los jóvenes sembramos esas mismas semillas en macetas que luego hemos traído a nuestros hogares para cuidar, haciendo una comparación entre el valor ecológico y cristiano de tener una planta y la semejanza que ello tiene con cuidar y acrecentar el amor y la fe.
Y ya para finalizar nos gustaría contar una de las experiencias más bonitas que hemos vivido: la comunión eclesial. Esta no ha sido una convivencia más, como las que organizamos habitualmente en las parroquias, ha sido una convivencia en la que hemos vivido la comunión eclesial diocesana de forma viva. En ella hemos participado jóvenes de diversas parroquias, del medio rural, de la ciudad, del Seminario Diocesano, niños, jóvenes y adultos, cada uno aportando su granito de arena. Hacía mucho que no vivíamos esta experiencia desde la Pastoral Juvenil. Fruto de esta organización, se han entrelazado grandes relaciones entre parroquias de la diócesis, entre responsables, sacerdotes, catequistas, voluntarios y acompañantes, todo ello fruto de dejar actuar al Espíritu Santo. Los participantes nos han pedido repetir la experiencia, ¿estamos pensando en ello? Por supuesto que sí.
Ángel Álvarez
Responsable de la organización de la convivencia y miembro del Equipo de Pastoral Juvenil