Se acerca el final de curso y con ello se abre el periodo de formalización de las matrículas, por lo que es buena ocasión para recordar poner la X en la casilla de la asignatura de Religión y Moral Católica.
Este curso eligieron Religión en Valladolid 46.409 alumnos de un total de 66.855. Esto indica que las familias valoran altamente la formación integral que reciben sus hijos con nuestra asignatura que es de oferta obligada para los centros escolares y de libre elección para los alumnos. Los porcentajes en Castilla y León también son buenos pues 7 de cada 10 alumnos se matricularon este curso que termina.
La Religión en la escuela es más que una necesidad debido a que nuestra actualidad social y educativa reclama personas bien formadas, virtuosas en sus relaciones y atentas al cuidado del entorno.
La nueva ley educativa LOMLOE nos empuja a subrayar que lo más importante es la formación integral de la persona partiendo del ser, no del hacer. Decimos esto porque su carácter marcadamente competencial obliga a que el currículo de las distintas materias se centre más en las competencias, en el hacer, que en los conocimientos.
La LOMLOE ha recibido muchísimas críticas porque desde el Ministerio de Educación y Formación Profesional se han devaluado el conocimiento memorístico, las clases donde los conocimientos son centrales, resaltando que lo importante es la competencia.
Desde nuestra asignatura no tenemos miedo a desarrollar competencias. Podemos hacerlo pues nuestros conocimientos miran al bien común, a la justicia, al desarrollo integral y solidario de cada persona y pueblo, al cuidado integral de lo creado, a la creación de puestos de trabajo o al establecimiento en la sociedad de principios éticos, vida de valores y virtudes que promocionan a la persona, a las sociedades y respetan el creado.
Lo que sí criticamos, de modo constructivo, es que la educación integral no se funde en la afirmación de que el SER de la persona sea el centro del mundo educativo, de que la familia sea la primera y originaria responsable de la educación de los hijos, según las propias convicciones, o que la libertad de enseñanza no venga afirmada, siendo estos derechos y libertades constitucionales.
Estos tiempos tan complejos, que influyen en la vida y madurez de nuestros alumnos, están necesitando una propuesta de educación integral que nuestra religión proporciona para construir personas fuertes, virtuosas, estables, honestas, responsables, cultas, felices, pues nuestras enseñanzas aportan los conocimientos necesarios para ayudar a los alumnos a madurar todas las dimensiones de su persona. La transcendencia es una dimensión fundamental, sin su reconocimiento y promoción la persona quedaría mutilada.
La metodología en la escuela se basa en una pedagogía y didáctica plenamente curricular, pues la asignatura se estructura como las demás fundamentales con: contenidos, objetivos, criterios de evaluación, competencias, métodos adecuados a los distintos temas (arte, historia, milagros, parábolas y relatos bíblicos, ética y moral, mariología, eclesiología…), actividades que ayudan a alcanzar los objetivos, pero señalando como fundamentales los contenidos sobre los demás elementos del currículo pues sin estos no se alcanza el saber hacer.
Todo ello se consigue enseñando la verdad sobre Dios, sobre la Iglesia, sobre la persona y sobre el creado, partiendo de que la persona está creada a imagen y semejanza de Dios, redimida por Jesucristo, amada por Dios y llamada por Él a un fin sobrenatural, a verle cara a cara. Participa con su trabajo en la obra de la creación y de la redención (Compendio de Doctrina Social de la Iglesia 263) y está llamada a vivir la libertad de los hijos de Dios, que es vida de Gracia que permite también que la creación se vea liberada de la corrupción (Rm 8, 21).
Los ejes fundamentales de nuestra asignatura son:
*La formación integral de la persona y las relaciones con Dios, los demás, el creado, según la vida y el mensaje de Jesucristo que nos dicen que Dios es Amor, que muestran a un Dios Trinitario que es relación.
*La vida de la Iglesia desde la comunión y lo comunitario.
*Las preguntas fundamentales de la vida como son: el sentido último del nacimiento, de la vida, del dolor, del esfuerzo, del trabajo, el estudio, la misma muerte.
*Una visión humano-cristiana de la sociedad, promover una convivencia pacífica, justa y solidaria desde la Doctrina Social de la Iglesia.
*El cuidado del creado siendo este la casa común de la que nos habla el papa Francisco.
*El diálogo fe/cultura que favorece las relaciones entre las asignaturas desde un discurso interdisciplinar pues compartimos, con algunas de ellas, contenidos que han surgido a lo largo de la historia como son la Ética y los humanismos, Historia, Literatura, el derecho, distintas dimensiones del Arte (música, canto, arquitectura, escultura, pintura), contenidos que muestran las raíces cristianas de nuestra cultura, de la misma Europa y que van tratados académicamente.
En definitiva, nuestra asignatura construye el SER (en primer lugar), ayuda a SABER HACER, SABER CONVIVIR, SER FELIZ. Este es el orden y por ello merece el trato curricular semejante al de las demás materias fundamentales y ocupar el lugar que le corresponde en la estructura de la ley.
Julia Gutiérrez Lerones
Delegada de Enseñanza de la Diócesis de Valladolid