Llamados a la comunión misionera: reflexiones del Arzobispo de Valladolid para el inicio del curso 2024-2025

Llamados a la comunión misionera: reflexiones del Arzobispo de Valladolid para el inicio del curso 2024-2025

30 septiembre, 2024

El Año Jubilar del Corazón de Jesús nos ha ayudado a impulsar todo aquello que lleva al encuentro vivo con el Señor y a seguir caminando juntos con el horizonte de los dos “años santos” que la Iglesia universal va a celebrar en 2025 y 2033 con algunas prioridades pastorales:

  • Anunciar el Amor del Corazón de Jesús.
  • Ser colaboradores del Espíritu en la iniciación cristiana que el Señor realiza en el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía con la colaboración de la comunidad.
  • Cultivar la comunión misionera en asociaciones, cofradías y movimientos. Promover en las parroquias pequeñas comunidades donde se comparta la fe, la vida y la misión.
  • Impulsar el discernimiento en comunidades cristianas, consejos pastorales parroquiales, arciprestazgos y delegaciones diocesanas sobre “cómo vivir, celebrar y anunciar el Amor del Corazón de Jesús”.
  • La renovación del estilo pastoral que ha de subrayar tres aspectos:
    • Espiritualidad apostólica
    • Acento misionero de toda nuestra acción pastoral
    • Trabajo en equipo, entre presbíteros, los laicos y consagrados.

Nos reconocemos en un tiempo nuevo que nos pide, especialmente a los sacerdotes, renovar el sacerdocio apostólico, buscar formas y estilos de vivir el ministerio sacerdotal hoy, cultivando especialmente la cercanía, la promoción de la colaboración de los laicos en la comunión y misión de la Iglesia.

  • Renovación de las estructuras pastorales:

Hemos de discernir, en comunión misionera, cómo se hace presente la Iglesia diocesana en todo el territorio de nuestra diócesis: Unidades pastorales que trabajen como una sola parroquia, zonas de trabajo pastoral en cada arciprestazgo, cómo realizar la iniciación cristiana (pila del Bautismo y celebrar el Domingo (altar de la Eucaristía)

Es un tiempo de discernimiento. Son unos años para renovar estilo y buscar formas concretas que expresen la conversión pastoral a la que nos llama la Iglesia en esta hora de caminar juntos anunciando el Evangelio.

  • Llevar consuelo y fortaleza a cuantos sufren en el cuerpo y en el espíritu.

El Año Jubilar nos ha hecho experimentar la alegría de ser llamados a la comunión misionera para transmitir a otros la buena noticia que brota del Corazón de Cristo. Nos unimos así a la intención fundamental del Sínodo: “A través de su Iglesia, guiada por su Espíritu, el Señor quiere reavivar la esperanza en el corazón de la humanidad, devolver la alegría y salvar a todos, especialmente a aquellos cuyos rostros están surcados por las lágrimas y que claman a Él en la angustia”. (Instrumentum laboris, II sesión del Sínodo)

Con el Año Santo “Peregrinos de Esperanza” rememoramos que Jesucristo ha entrado en la historia, vive en la Iglesia y anuncia el Reino de Dios. Entra en la historia y nos llama, vive en la Iglesia y funda y sostiene nuestra comunión, anuncia el Reino de Dios y nos confía su misma misión.

VOCACIÓN (Jesucristo entra en la historia y nos llama)

Crecer como discípulos misioneros significa, ante todo, responder a la llamada de Jesús a seguirle, correspondiendo al don que recibimos cuando fuimos bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

El Señor nos llama a todos y siempre. No hay crisis de llamada, sería una blasfemia pensarlo, hay crisis de respuesta, pero, sobre todo, hay un gran déficit de verdadero deseo de ministros de la Eucaristía y del Perdón, de matrimonios abiertos a la vida, de consagrados que nos interpelen con su estilo de vida y de militantes cristianos dispuestos a dar la vida en el combate espiritual en favor de la verdad, la justicia y la paz. La conversión y la vocación son dos tiempos de respuesta a una misma llamada.

Hemos de promover la vida como vocación. Todos discípulos misioneros, llamados a descubrir nuestro rostro vocacional, poniendo un especial acento en la vocación al matrimonio cristiano, alianza de amor abierta a la vida y para toda la vida, y en la vocación al ministerio ordenado, para que la presencia de Jesucristo Buen Pastor que nos conduce, alimenta y cura, sea visible entre nosotros.

Desde este cultivo de la vida como vocación estamos llamados a suscitar ministerios laicales que el papa Francisco ha querido que puedan ser conferidos a hombres y mujeres llamados a prestar un especial servicio en la Palabra, la Liturgia y Caridad y también en la Catequesis; por eso, ya hemos convocado la preparación de candidatos a ser instituidos en estos ministerios.

El Congreso de la Iglesia española ‘¿Para quién soy? La Iglesia, asamblea de llamados para la misión’ (https://paraquiensoy.com), nos ofrece una oportunidad de promover la vida como vocación.

COMUNIÓN (Jesucristo vive en la Iglesia, funda y sostiene nuestra comunión)

Iniciamos en la fe, convocamos a participar de la Eucaristía para expresar la dimensión encarnada, relacional y social de la vida nueva en Cristo. Necesitamos salir de una manera de vivir la vida cristiana individualista para compartir nuestra fe con otros en pequeñas comunidades; para ello asociaciones, movimientos, comunidades que ya existen en nuestra diócesis son de gran ayuda, como habría de serlo la promoción de la Acción Católica como la forma concreta de organizar y vivir la vida comunitaria y misionera de los laicos de parroquia. El impulso de las pequeñas comunidades o equipos misioneros es, sin duda, una gran llamada y desafío abordar en estos años hacia el 2033.

Al servicio de edificar y hacer visible la comunión:

  • El discernimiento compartido entre presbíteros, laicos y consagrados. Por eso es muy importante que en todas las parroquias, unidades parroquiales y arciprestazgos surjan consejos pastorales para discernir juntos cómo anunciar el Evangelio en esta hora y también cómo acoger y cuidar la herencia personal que hemos recibido en tantas personas que han entregado su vida al servicio del Evangelio y de la sociedad. Consejos pastorales que sean verdaderos equipos misioneros, ámbitos de oración, reflexión y discernimiento.
  • El proceso de Constitución de consejos pastorales: comienzo de curso, consejos parroquiales, antes de Pascua consejos arciprestales. Fin de curso, consejo diocesano de pastoral.
  • El ejercicio de “La conversación en el Espíritu”, como espiritualidad y método para la escucha, la participación y el discernimiento.
  • Diseño de unidades o zonas pastorales dentro de cada arciprestazgo
  • Atención organizada a hospitales, tanatorios, residencias, colegios, delegaciones diocesanas, etc.
  • Articular la relación entre Arciprestazgos y Delegaciones episcopales a través del Consejo de Pastoral arciprestal.

MISIÓN (Jesucristo anuncia el Reino de Dios, nos confía su misma misión)

Acabamos de publicar un renovado ‘Directorio de los Sacramentos de la Iniciación Cristiana’ para darnos unos criterios de comunión, aunque sabemos bien que el desafío de la iniciación cristiana va más allá de tener unas pautas comunes, por otra parte, imprescindibles. Estamos llamados a un ejercicio misionero inédito y a una búsqueda de itinerarios de iniciación cristiana para los que la decisión del Concilio Vaticano II de instaurar el catecumenado en todas nuestras diócesis es una referencia clara para, además de dar frutos de vida cristiana, inspirar todo el camino de iniciación cristiana.  Muchos de nuestros conciudadanos no conocen al Señor o se han alejado de la vida de la Iglesia, así el territorio misionero crece y es más ancho y profundo cada día.

El amor que anunciamos y en cuya vida iniciamos ha de ser llevado a la plaza pública, a la sociedad y de manera especial a las personas que tengan una necesidad mayor de experimentar esta caridad: los ancianos, las personas que viven solas, aquellos que tienen problemáticas diversas, enfermos, la acogida de los inmigrantes, la solicitud por las personas que pasan especiales dificultades por las situaciones o condiciones laborales o por la dificultad para encontrar vivienda.

Hemos de impulsar la renovación de Cáritas, el impulso de Manos Unidas, la expansión de Ayuda a la Iglesia Necesitada u otras formas de organizar la caridad que puedan surgir entre nosotros.

Quizás lo más importante sea el testimonio personal y comunitario que demos cada uno de nosotros de la caridad del Señor, ese amor que brota de su Corazón, porque la puerta del costado sigue abierta y por esta puerta entramos en una senda de quien es Camino, Verdad y Vida.

Una senda que, necesariamente, pasa por el Pesebre, que nos ayuda a reconocernos humildes y pobres, y también por la Cruz, para que entreguemos nuestra vida en sacrificio y descubramos “para quién soy yo”, sabiéndonos ya “una misión de discípulos misioneros” que quieren cantar la gloria de Dios y ensanchar su Reino por los caminos de la historia, al menos hasta el año 2033.

Algunas iniciativas al servicio de la misión:

  • Pastoral de la escucha, con iniciativas de formación para la escucha y el acompañamiento.
  • Impulso y coordinación de las iniciativas que existen en la Diócesis sobre “primer anuncio”.
  • Puesta en práctica del ‘Directorio de los Sacramentos de la Iniciación Cristiana’ bajo el impulso de Vicarios, Arciprestes y Delegación diocesana de Catequesis y Liturgia.
  • Promover en parroquias, unidades pastorales y arciprestazgos equipos que impulsen, disciernan y coordinen las múltiples actividades y jornadas que promueven instituciones eclesiales relacionadas con el desarrollo humano integral.
  • Seguir la vía de la belleza como presencia de evangelización y cauce de diálogo.

OTRAS INICIATIVAS AL SERVICIO DE LOS OBJETIVOS ANTERIORES

  • Año Santo “Peregrinos de esperanza” (https://www.iubilaeum2025.va/es.html)
  • Visita pastoral al Arciprestazgo Sur y Alrededores.
  • Iglesia en Castilla. “La conversión pastoral y misionera. Una llamada a la renovación del estilo pastoral y de las estructuras evangelizadoras”. Hacia la Asamblea eclesial 2026.