9.Julio.2023__ El arzobispo de Valladolid, don Luis Argüello, ha ordenado en la Santa Iglesia Catedral a dos nuevos sacerdotes, Mario Martín (27 años) y Jorge Polo (50 años).
Sus ‘cantamisa’ (Misas Solemne) tendrán lugar el 15 de julio, a las 19:30 h. en la parroquia de la Sagrada Familia (Mario Martín), y el 16 de julio, a las 19:30 h, en la Basílica Nacional de la Gran Promesa (Jorge Polo).
Josefa Romo
El domingo 9 de junio, dos nuevos sacerdotes la Iglesia en Valladolid vio nacer a dos nuevos sacerdotes, Mario y Jorge, uno joven y el otro entrado en años. ¡Qué hermoso fue todo, y qué buena la homilía del Arzobispo, don Luis Argüello, que se recoge sobre estas líneas! Muy entrañable la presencia del arzobispo emérito, cardenal don Ricardo Blázquez y de quien el sábado será obispo de Ávila, don Jesús Rico. Pese al periodo estival, la Catedral se vio abarrotada entre sacerdotes, familiares y muchísimos fieles que quisieron acompañar a los nuevos sacerdotes. No es baladí. La asistenta devota a una ordenación sacerdotal, lleva anexa la indulgencia plenaria para los que cumplen las condiciones ordinarias: confesión, comunión y oración por las intención del Papa.
¡Qué misterio el del sacerdocio! No me canso de dar gracias a Dios por este sacramento que constituye, al varón adulto que lo recibe, en otro Cristo, pues se obra, en él, una identificación específica, sacramental, con el «sumo y eterno Sacerdote». Y esto se verifica tanto si el sacerdote es un santo, como si no. El sacramento del Orden imprime carácter, y, aquí y en la Eternidad (sea en el Cielo o en el Infierno), su configuración está señalada, es especial.
El Vaticano II subrayó la misión de los obispos y la del sacerdote en la Iglesia: santificar, enseñar y gobernar. Nuestro celo laical debe estar en la oración por ellos, de modo particular por los que nos han administrado los sacramentos ( Bautismo, Confesión, Comunión…). Una oración muy bella, la de Santa Teresita del Niño Jesús: “…por tus sacerdotes que sufren tentación/, por tus sacerdotes que sufren soledad y desolación/, por tus jóvenes sacerdotes/, por tus sacerdotes ancianos/, por tus sacerdotes enfermos/, por tus sacerdotes agonizantes/, por los que padecen en el purgatorio(…)”.