¡Que la crisis del coronavirus no nos traiga una crisis familiar! (consejos para crecer en familia)
15 marzo, 2020Diego Velicia, psicólogo del COF Diocesano de Valladolid.
No se habla de otra cosa. Y nos enfrentamos a un tiempo nuevo, a un momento que no está entre los escenarios para los que uno se prepara en la vida. Tampoco en la vida familiar: los niños, adolescentes y jóvenes sin clase, en unos casos sin entender bien lo que sucede, en otros casos angustiados por el bombardeo de noticias y la rápida sucesión de acontecimientos. Otros obrando con seriedad. Los adultos preocupados, por nuestros hijos, por nuestros mayores, por la imprevisible evolución de una crisis que se lleva por delante empleos nuestros o de seres queridos, que interrumpe sine die eventos vitales como matrimonios, exámenes, pruebas médicas…
Una buena tarea para este tiempo consiste en encontrar el equilibrio entre la minusvaloración de la crisis (que ayuda a propagar el virus y sus consecuencias) y la hipervigilancia (que conduce a un estado de ansiedad y miedo). Es todo un reto imprescindible para salir cuanto antes de esta crisis con el menor impacto psicológico posible. Para ello, a la vez que atendemos las indicaciones de las autoridades sanitarias es importante alternar nuestra atención y la de nuestros familiares entre el seguimiento de la crisis y la realización de otras actividades.
Este tiempo de permanecer en las casas puede ser un tiempo que estreche nuestros lazos familiares. No sólo que mantenga entretenidos a nuestros hijos, sino que nos ayude a crecer, también como pareja, en medio de esta crisis.
Una interesante tarea es revisar juntos nuestros álbumes de fotos familiares. Seguro que muchos tenemos, además de las fotos digitales, algún álbum de fotos en papel. Que seguramente son más antiguas que las digitales. Podemos revisarlas con nuestros hijos. Responder a sus preguntas. Y reservar un tiempo en pareja para verlas juntos. Y recordar buenos momentos. A veces sólo hay que soplar sobre los rescoldos de un fuego para que se avive.
También podemos llamar a ese amigo o familiar del que hace tiempo que no sabemos, o que pensamos que estará más preocupado por la situación. Conversar, interesarnos por él. Comprometernos a verle cuando pase esta crisis. Y hacerlo.
Colaborar más en las tareas domésticas. Muchas veces marcados por el ritmo del día a día, los padres preferimos realizar nosotros tareas domésticas que podrían hacer nuestros hijos. Es un buen momento para que practiquen. Para descubrir la alegría en el servicio.
Respetar las necesidades de cada uno, la forma de afrontar las dificultades. No tratar de imponer mis preocupaciones o mis distracciones al resto. Habrá quién necesite estar más informado y quien necesite tener espacios libres de “infovirus”. Habrá quien necesite tener ratos a solas, para leer, descansar, escuchar música y quien alivie el estrés hablando. Comprender al otro, complementarse, es un reto hermoso para este tiempo.
Pararse a pensar, y rehacer nuestra hoja de ruta familiar. Este parón puede ser un buen momento para dialogar y escuchar acerca de la dirección que llevamos como familia. Las dinámicas adquiridas con el tiempo y que conviene revisar, en relación con los hijos. Y escucharles. En relación con nuestra pareja. Y escucharle.
Aprender a planificar nuestro tiempo. El tiempo libre muchas veces se convierte en tiempo esclavo. Hacer pequeños planes con nuestros hijos y revisarlos. Horarios, actividades escolares, ocio…
Y si no eres capaz de realizar ninguna de estas tareas, porque los hijos no colaboran, porque tu trabajo no te lo permite, porque tu preocupación te tiene bloqueado… no te agobies. Nunca nos vimos en una situación como ésta y es normal que nos cueste adaptarnos. El Centro de Orientación Familiar Diocesano de Valladolid puede atenderte de forma telefónica a través del 983 33 73 21.