Es que no hay otra posibilidad de desarrollar todos los talentos, capacidades y competencias de la persona si se quiere que sea plenamente feliz y sepa interactuar en el mundo que le rodea.
La religión católica en la escuela tiene pleno carácter académico, se funda en una pedagogía y didáctica que mira a la persona en su totalidad, promoviendo que sea honesta, sensata, amable, positiva, alegre, comprometida, que da sentido a su vida, a sus relaciones interpersonales y para con la Creación, con sentido también ecológico.
Nuestra asignatura forma a la persona para que sea cada vez más madura, según el modelo de Jesucristo que para nosotros es el hombre perfecto. Forma el SER de la persona y forma el SABER HACER de la persona para luego SABER CONVIVIR. Por poner un ejemplo, la Doctrina Social de la Iglesia con su método ver, juzgar y actuar enseña a construir sociedades más justas, humanas y fraternas, con principios, virtudes y valores éticos y cívicos, situándonos ante las relaciones económicas, políticas culturales, sociales, de modo crítico-constructivo.
Las enseñanzas de la religión en la escuela no están valoradas en algunos ambientes político-sociales como se merecen, están devaluadas e incluso contestadas sufriendo inconvenientes a la hora de ser elegidas, desconociendo esos ambientes ideológicos que uno de los momentos históricos recientes de más madurez fue cuando la diversidad afirmó la inclusión y los distintos se unieron para generar la Constitución española de 1978 de donde surge, de modo natural, que nuestro Estado sea plural, aconfesional y busque la igualdad y la libertad.
Busque también la consecución del Bien común; es decir, crear las condiciones de la vida social que permiten a todas las personas y los grupos conseguir su pleno desarrollo, utilizando toda la riqueza que posee a nivel material, cultural, espiritual, religioso.
Una de las condiciones de desarrollo integral es la posibilidad de formarse en cuestiones religiosas, tanto por la riqueza que aporta al saber el conocimiento de la propia religión, como a la hora de actuar en un mundo marcado por saber hacer cosas y ahí está nuestra oferta para desarrollar la competencia religiosa en clave de paz, justicia, solidaridad, verdad de la persona y del mundo, apertura a la transcendencia, amor.
Julia Gutiérrez Lerones, delegada de enseñanza