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Catequesis

Audiencia General - Año de la fe 2012-2013

Iglesia, católica

9 de octubre de 2013


Temas: Iglesia (catolicidad).

Web oficial: http://w2.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2013/documents/papa-francesco_20131009_udienza-generale.html

Publicado: BOA 2013, 578.


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Veo que hoy, con este mal día, habéis sido valientes: ¡felicidades!

«Creo en la Iglesia, una, santa, católica...». Hoy nos detenemos a reflexionar sobre esta expresión de la Iglesia: decimos “católica”, es el Año de la catolicidad . Ante todo, ¿qué significa “católico”? Deriva del griego kath’olòn, que quiere decir ‘según el todo’, la totalidad. ¿En qué sentido se aplica esta totalidad a la Iglesia? ¿En qué sentido decimos que la Iglesia es católica? Diría que tiene tres significados fundamentales.

1. El primero: la Iglesia es católica porque es el espacio, la casa en la que se nos anuncia al completo la fe, en la que la salvación que nos ha traído Cristo se ofrece a todos. La Iglesia nos hace encontrar la misericordia de Dios, que nos transforma porque en ella está presente Jesucristo, que le da la verdadera confesión de fe, la plenitud de la vida sacramental y la autenticidad del ministerio ordenado. En la Iglesia, cada uno de nosotros encuentra cuanto es necesario para creer, para vivir como cristianos, para llegar a ser santos, para caminar en cada lugar y en cada época.

Por poner un ejemplo, podemos decir que es como la vida familiar; en la familia, a cada uno de nosotros se nos da todo lo que nos permite crecer, madurar y vivir. No podemos crecer solos, no podemos caminar solos, aislándonos, sino que caminamos y crecemos en una comunidad, en una familia. ¡Y así es en la Iglesia! En la Iglesia podemos escuchar la Palabra de Dios, seguros de que es el mensaje que el Señor nos ha dado; en la Iglesia podemos encontrar al Señor en los sacramentos, que son las ventanas abiertas a través de las cuales se nos da la luz de Dios, las corrientes de agua de los que tomamos la vida misma de Dios; en la Iglesia aprendemos a vivir la comunión, el amor que viene de Dios. Cada uno de nosotros puede preguntarse hoy: ¿cómo vivo yo en la Iglesia? Cuando voy a la iglesia, ¿es como si fuera al estadio, a un partido de fútbol? ¿Es como si fuera al cine? No, es otra cosa. ¿Cómo voy yo a la iglesia? ¿Cómo acojo los dones que la Iglesia me ofrece para crecer, para madurar como cristiano? ¿Participo en la vida comunitaria, o voy a la iglesia y me encierro en mis problemas, aislándome del otro? En este primer sentido, la Iglesia es católica porque es la casa de todos; todos somos hijos de la Iglesia y tenemos en ella nuestro hogar.

2. Un segundo significado: la Iglesia es católica porque es universal; está difundida por todo el mundo, y anuncia el Evangelio a cada hombre y a cada mujer. La Iglesia no es un grupo de élite, no se refiere solo a algunos, no tiene cierres; es enviada a la totalidad de las personas, a la totalidad del género humano. Y la única Iglesia está también presente en las más pequeñas partes de ella. Cada uno puede decir que en su parroquia está presente la Iglesia católica, porque ella también es parte de la Iglesia universal; tiene la plenitud de los dones de Cristo, la fe, los sacramentos y el ministerio; está en comunión con el obispo y con el papa; y está abierta a todos, sin distinciones. La Iglesia no es solo lo que está a la sombra del campanario, sino que abraza a una gran variedad de gentes, de pueblos que profesan la misma fe, se alimentan de la misma Eucaristía y son servidos por los mismos pastores. ¡Es hermoso sentirnos en comunión con todas las Iglesias, con todas las comunidades católicas, pequeñas o grandes, en el mundo! Y después, sentir que todos, pequeñas comunidades y grandes, estamos en misión; todos debemos abrir nuestras puertas y salir llevando el Evangelio. Preguntémonos entonces: ¿qué hago yo para comunicar a los demás la alegría de encontrar al Señor, la alegría de pertenecer a la Iglesia? Anunciar y testimoniar la fe no es asunto de unos pocos; se refiere también a mí, a ti, a cada uno de nosotros.

3. Un tercer y último pensamiento: la Iglesia es católica porque es la “Casa de la armonía”, donde unidad y diversidad saben conjugarse juntas para crear riqueza. Pensemos en la imagen de una sinfonía, que implica consonancia, armonía, instrumentos diversos que suenan juntos; cada uno mantiene su timbre inconfundible y sus sonidos característicos armonizan en un tema común. Además está quien guía, el director, y al interpretar la sinfonía todos tocan juntos en “armonía”, pero sin que se suprima el timbre de ningún instrumento; al contrario, las peculiaridades de cada uno se aprovechan al máximo.

Es una bella imagen que nos dice que la Iglesia es como una gran orquesta, en la que existe variedad. No somos todos iguales, ni debemos ser todos iguales; todos somos distintos, y cada uno tiene sus propias cualidades. Y eso es lo bello de la Iglesia: cada uno trae lo suyo, lo que Dios le ha dado, para enriquecer a los demás. Y entre los componentes existe diversidad, pero es una diversidad que no entra en conflicto, no se contrapone; es una variedad que se deja fundir en armonía por el Espíritu Santo, que es el verdadero “Maestro”, es Él mismo armonía. Y preguntémonos aquí: ¿en nuestras comunidades vivimos la armonía o peleamos entre nosotros? En mi comunidad parroquial, en mi movimiento, en el lugar en el que me integro en la Iglesia, ¿hay habladurías? Si hay habladurías no existe armonía, sino lucha, y esa no es la Iglesia. La Iglesia es armonía entre todos; nunca debemos chismorrear uno contra otro, ¡nunca pelear! ¿Aceptamos al otro, aceptamos que exista una justa variedad, que haya diferencias, que se piense de un modo u otro —en la misma fe se puede pensar de modo distinto—, o tendemos a uniformarlo todo? La uniformidad mata la vida; la vida de la Iglesia es variedad, y cuando queremos imponer esta uniformidad a todos, matamos los dones del Espíritu Santo. Oremos al Espíritu Santo, que es precisamente el autor de esta unidad en la variedad, de esta armonía, para que nos haga cada vez más “católicos”, es decir, mejores miembros de esta Iglesia que es católica y universal. Gracias.

(Saludo a los peregrinos de lengua española y a los obispos de la Iglesia de tradición alejandrina de Etiopía y Eritrea, a los que manifiesta su cercanía con los que han perdido la vida en la tragedia de Lampedusa; y petición a los fieles en lengua árabe para que oren por la paz en Oriente Medio)