Iglesia en Castilla - Secretaría de los Obispos y de Pastoral |
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Comunicado final
28º Encuentro de Arciprestes 2009 - Villagarcía de Campos
Transmisión de la fe.
Itinerarios de iniciación cristiana
4 de marzo de 2009
Publicado: BOA 2009, 167.
I. La Iniciación Cristiana es una preocupación y tarea compartida en nuestras Iglesias diocesanas. Por ello los obispos propusieron trabajar este asunto desde diversas perspectivas en un ciclo de tres encuentros sucesivos de obispos, vicarios, y arciprestes en Villagarcía. En el año 2007 reflexionamos sobre el primer anuncio , cuyo objetivo es suscitar la fe inicial y mover a la primera conversión. Las iluminaciones de ese primer año nos permitieron mirar al Señor «que inicia y consuma la fe» (Hb 12,2) y a la situación social y religiosa de nuestra tierra en vertiginoso cambio.
II. En el segundo año dimos un paso más: contemplamos la familia como Iglesia doméstica y lugar originario de la Iniciación Cristiana . Se presentaron como paradigma de nuestra búsqueda compartida las fuentes a las que nos remite el Concilio Vaticano II: los misterios del Señor (Sacrosanctum concilium), su Palabra (Dei Verbum) , en su Iglesia (Lumen gentium) , para el Reino de Dios en el mundo (Gaudium et spes) y el Ritual para la Iniciación Cristiana de Adultos (RICA) como expresión del catecumenado que el mismo Concilio restaura en el corazón de la Iglesia.
III. Nuestras diócesis llevan muchos años trabajando en la catequesis, tambien conjuntamente en el trabajo compartido de las delegaciones, esfuerzo plasmado en directorios, planes pastorales, exhortaciones pastorales..., todo ello encaminado a potenciar y renovar la Iniciación Cristiana en las respectivas Iglesias particulares. El presupuesto fundamental en el que coinciden es que la Iniciación Cristiana parte de la iniciativa de Dios, a través de la mediación de la Iglesia, y pide la libre respuesta del hombre. Esta mediación maternal de la Iglesia la realiza con personas, lugares y funciones:
IV. El mismo Espíritu nos sugiere nuevos pasos, para los que el catecumenado primero de la Iglesia nos ilumina. Necesitamos poner en marcha una pedagogía de Iniciación Cristiana, en la que no pueden faltar los siguientes elementos:
V. Apoyados en el RICA, todo itinerario debe contemplar los siguientes momentos en su recorrido:
VI. Todos estos momentos se aplican de forma diferente según la diversa situación de los candidatos. Esto nos ha llevado a proponer una diversidad de itinerarios:
VII. Como fruto del trabajo de estos años, es necesario que cada diócesis profundice e impulse la Iniciación Cristiana y desarrolle los itinerarios que crea conveniente.
VIII. Animamos el trabajo recien iniciado de las Delegaciones de Catequesis de la Región en orden a la elaboración de un Proyecto-marco regional que ayude en el impulso y renovación de la catequesis en nuestras diócesis. Para esta tarea es importante que la Iniciación Cristiana sea la referencia fundamental, por lo que recomendamos la incorporación de las delegaciones de Liturgia a este servicio.
IX. Toda esta novedad respecto a la Iniciación Cristiana nos está pidiendo a los sacerdotes: 1) conversión profunda a Jesucristo; 2) comunión y corresponsabilidad; 3) compartir responsabilidades con los laicos; 4) “Salir” y caminar entre los hombres como el Cristo de Emaús; y 5) organizar nuestro tiempo dando prioridad a la oración, la acogida, el anuncio, la formación de catequistas y el acompañamiento personal de los que se inician.
X. Queremos convocar a esta tarea apasionante a toda la Comunidad cristiana y especialmente a los catequistas, encomiables y generosos en su entrega, a los padres, a la escuela católica y a los profesores de Religión.
XI. Sabemos que la Vida nueva de la que somos depositarios, y en la que queremos iniciar a otros, es un gran don para nuestra sociedad que necesita y busca fuentes de alegría, solidaridad y esperanza en medio de la crisis económica y moral en la que vivimos. Desde el testimonio de la caridad queremos ofrecer a nuestros conciudadanos la disponibilidad para compartir lo que somos y tenemos.
Invocamos la acción del Espíritu Santo para que ilumine y fortalezca los trabajos que hemos de seguir realizando para que nuestras iglesias sigan siendo fieles al mandato misionero del Señor: «Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándoles en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28,17-20). Que María, Madre de Dios, acompañe a nuestras Iglesias en esta función maternal de engendrar nuevos hijos de Dios. En el año de san Pablo, nos dirigimos al Apóstol para que interceda por nosotros.
Villagarcía de Campos (Valladolid), 4 de marzo de 2009.