Iglesia en Castilla - Secretaría de los Obispos y de Pastoral |
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Comunicado final
25º Encuentro de Arciprestes 2006 - Villagarcía de Campos
Pistas para el camino
8 de marzo de 2006
Publicado: BOA 2006, 226.
Las diócesis de la Iglesia en Castilla han celebrado, durante los días 6 al 8-3-2006 en Villagarcía de Campos, el XXV encuentro de Arciprestes: “Venid y veréis - La invitación al seguimiento de Jesús, Buen Pastor, en la espiritualidad del presbítero diocesano”.
Desde la experiencia de comunión eclesial vivida en el Encuentro, nos sentimos llamados a dar gracias al Señor porque su Santo Espíritu no cesa hoy de llamar a los hijos de estas iglesias a ser heraldos del mensaje de salvación. Le damos gracias porque Él es la voz que llama y da el valor de responder, el Pastor que conduce y sostiene la fidelidad de cada día para todos los llamados a realizar en sí mismos el plan del Padre (cf. Nuevas vocaciones para una nueva Europa, 1).
Especialmente le damos gracias por el don del ministerio ordenado como vocación de servicio al entero Pueblo de Dios.
1. En el trabajo de preparación a este encuentro, se percibe en las respuestas de las diócesis un cierto desaliento y desasosiego ante el hecho del descenso paulatino de las vocaciones al ministerio sacerdotal.
2. Sin embargo, los presbíteros de nuestras diócesis viven en general ilusionados en su ministerio, pues confían en el Espíritu Santo como principal agente de evangelización. Experimentan, no obstante, muchas dificultades para hacer la propuesta vocacional, por diversas razones: sociales, culturales, eclesiales y personales.
3. En el encuentro hemos compartido momentos de oración, reflexiones y experiencias. Todo ello ha contribuido a revitalizar nuestra fe y esperanza, y el ánimo para descubrir que las dificultades nos provocan a buscar nuevas oportunidades para proponer el ministerio sacerdotal a adolescentes y jóvenes.
4. La escucha de las iglesias hermanas: (Madrid, Ciudad Real, Badajoz, Toledo), y el compartir lo que se está haciendo en nuestras diócesis nos han abierto perspectivas de acción y nuevos caminos, reforzando nuestra convicción de que se puede trabajar con esperanza y fecundidad apostólica.
Convicciones y propuestas:
A. Para avivar el compromiso de los sacerdotes en la pastoral vocacional
1. «Ante la crisis de vocaciones la primera respuesta de la Iglesia es la total confianza en el Espíritu Santo» (Pastores dabo vobis, 1). Aparecen como claves para esta acción pastoral: el entusiasmo apostólico de los propios presbíteros, el testimonio de alegría, su implicación efectiva, un proyecto diocesano de pastoral vocacional, la confianza en la fuerza de la oración, y la valentía en la propuesta vocacional.
2. La pastoral vocacional al ministerio presbiteral es de toda la iglesia, pero es propia e irrenunciable de los presbíteros la solicitud por dejar relevo en el ministerio (cf. Presbyterorum ordinis).
3. Es insustituible la implicación personal de todos y cada uno de los presbíteros de nuestras diócesis en la animación y propuesta de la vocación al ministerio ordenado.
B. Para promover acciones que revitalicen la pastoral vocacional en nuestra tierra
1. Al plantearnos la pastoral vocacional nos sentimos llamados a revisar nuestra acción pastoral general: la iniciación cristiana, pastoral juvenil, pastoral familiar, desde la convicción de que «toda la pastoral, y en particular la juvenil, es originariamente vocacional; en otras palabras, decir vocación es tanto como decir dimensión constituyente y esencial de la misma pastoral ordinaria, porque la pastoral está desde los comienzos, por su naturaleza, orientada al discernimiento vocacional. Es éste un servicio prestado a cada persona, a fin de que pueda descubrir el camino para la realización de un proyecto de vida como Dios quiere, según las necesidades de la Iglesia y del mundo de hoy» (Nuevas vocaciones para una nueva Europa, 26).
2. Una pastoral vocacional coherente necesita superar las experiencias aisladas, y promover itinerarios pastorales que propicien el acompañamiento y la propuesta vocacional al ministerio ordenado.
3. Es misión propia de los obispos y presbíteros, en el itinerario vocacional, “sembrar, acompañar, educar, formar y discernir” la vocación de aquellos a quienes acompañan.
4. Es fundamental la implicación de las parroquias y comunidades cristianas en la pastoral vocacional. Así como el trabajo en común del Seminario y Delegación de pastoral vocacional con las delegaciones de enseñanza y catequesis, pastoral de juventud, universitaria, y familiar.
5. Se considera necesario que se constituya un equipo diocesano de pastoral vocacional, que aglutine en un proyecto común a todas las realidades eclesiales implicadas, con atención especial a los arciprestazgos.
6. Queremos continuar el trabajo coordinado de las delegaciones de pastoral vocacional de la Región, que ha ayudado a la preparación de este encuentro.
7. Conscientes de que toda vocación es un don de Dios a la Iglesia, y atendiendo a la invitación del Señor, «La mies es mucha y los obreros pocos, rogad pues al dueño de la mies que envíe obreros a su mies» (Mt 9,38), nos sentimos llamados a orar constantemente, junto con toda la comunidad cristiana, por las vocaciones al ministerio ordenado.
Villagarcía de Campos (Valladolid), 8 de marzo de 2006